Etapa 3 Monreal – Cirauqui

Monreal – Cirauqui 42 km

A las cuatro y media de la mañana han salido los primeros peregrinos del albergue, seguramente cansados de la banda sonora con la que nos fuimos a la cama. A las seis empieza la segunda parte del ruiderío de bolsas. Nosotros recogemos todas las cosas y las bajamos a la cocina, queremos  preparar nuestras alforjas sin molestar a los que aún están durmiendo.

 

Nos choca que los peregrinos que están allí hablen en voz alta como si estuvieran en su casa sin importarles lo más mínimo que haya compañeros descansando todavía, Nos dan ganas de llamarles la atención porque son españoles y los entendemos, pero seguimos a lo nuestro en silencio.

El colmo de los colmos es ver como una de ellos se prepara los pies pinchándose las ampollas encima de la mesa, poniendo las gasas ensangrentadas donde otros acaban de desayunar y donde otros lo harán después. Ni siquiera se molestan en coger un paño y limpiar sus microbios , baja los pies y a otra cosa mariposa. Nos miramos con incredulidad.

Aun continúa la fiesta en la calle. Como no hay claridad suficiente buscamos un lugar donde desayunar y el único que encontramos fue el mismo donde habíamos cenado. Un café y algo de bollería. Nos vamos.

Nos habían aconsejado no seguir el trazado original del camino hasta Tiebas. Son diez km de caminos de cabra cuesta arriba y llenos de roderas y correntones secos. Una trampa para las bicicletas.

Tenemos dos opciones, ir por las pistas del Canal o por la carretera NA-234. Tal y como nos avisó Pvelmor, el acceso a las pistas está cerrado con candados, así es que carreterita para adelante.

No hay apenas tráfico, es llana y a veces con tendencia a bajar, se pedalea de maravilla. Hace fresquito y la piel lo agradece porque estamos abrasados de ayer. Entretenemos la marcha con una animada conversación.

Castillo Teobaldo II (siglo XIII) en Tiebas 

Llegamos a Tiebas (donde deberiamos de haber llegado el día anterior) contentos y felices como lombrices, además de fresquitos. Hicimos las fotos de rigor.
 
El albergue de Tiebas tiene muy buena fama, una lástima no haber podido llegar
 
La historia del pueblo es bastante interesante al haber sido lugar de residencia de varios reyes navarros, sobre todo de Teobaldo II , el cual los dotó de los mismos fueros de Estella y les concedió  los privilegios indefinidos de ser realengos (esto quiere decir que dependen directamente del rey y su jurisdicción) y libres de toda labor, exceptuando la de trabajar en los castillos. Debía de ser importante en su época.
 
En Tiebas enganchamos de nuevo con el trazado original.

Iglesia de Santa Eufemia 

Saliendo de Tiebas al lado de la AP-15
 
 
Entre rotondas , pasos subterrÁneos para evitar la autovía, las vías del tren, muchos subes y bajas unos de asfalto y otros de tierra llegamos a Muruarte de Reta y después a Olcoz.
 
Fue después de Olcoz hasta Éneriz donde nos esperaba una divertidísima bajada que produce un poco de vértigo al ser una senda estrecha. Al ir cuesta abajo se pedalea rápido por la inercia. A la derecha tenemos la pared del monte y a la izquierda un precipicio, así es que como me salga de la mini vereda, el viaje ladera abajo sin posibilidad de frenada está garantizado. 
Tras la bajada llegamos a Enériz donde hicimos parada en un bar de la plaza. 
El pueblo estaba en fiestas

Iglesia Santa María Magdalena (siglo XVIII).

Nos vamos de Enériz conscientes de que a poco más de dos kilometros nos espera uno de los lugares más mágicos de España, un lugar donde Paco ha querido llegar desde el principio, la ermita de Santa María de Eunate. Como buen aficionado a la historia medieval y templaria, le produce muchísima emoción poder pisarla y efectuar el ritual energético, que consiste en dar tres vueltas a la ermita, después entrar en ella y colocarse bajo la clave de su boveda para cargar energías telúricas. Los cuatro hicimos el ritual, uno más crédulos que otros.

No sé si sería por sugestión pero al entrar y colocarme bajo su cúpula un agradable escalofrio recorrió mi espalda, fue como un pinchacito de paz que aun recuerdo. Ni que decir tiene que ver a Paco frente al altar terminando el ritual, me emocionó.

Es tanto el misterio que rodea a su construcción, a sus orígenes y a los muchos elementos arquitectónicos que posee que los expertos no consiguen ponerse de acuerdo ni en lo más básico, quien la construyó.

Lo cierto es que impone su sobria belleza, me hubiera encantado poder disfrutarla  en solitario al amanecer (aunque su momento es acabando la tarde) cuando aún no han llegado los turistas ni los peregrinos y su aire está completamente limpio, Me hubiera gustado respirarla, sentirla y de verdad haber podido vivir su magia más inténsamente. Sé que a Paco le hubiera gustado lo mismo.

Ermita Santa María de Eunate

Por el mismo camino nos vamos dirección a Óbanos, lugar donde el Camino Aragonés cambia de apellido y se convierte en Camino Francés. Son sólo dos kilómetros y medio pero hay que pagar el peaje de una corta pero fuerte subida para entrar al pueblo.

Iglesia de San Juan Bautista de Óbanos

Arco de entrada a Obanos
 
Nos quedan escasos tres kilómetros para otro de los lugares emblemáticos del Camino e importantes para nosotros, Puente la Reina. Llegamos sin novedad.
 
Al entrar por sus calles vemos mucha animación, las fiestas nos persiguen ¿Será preludio de algo? y un desfile de tres gigantes nos recibe.

Tras este recibimiento digno de reyes vamos en busca del famoso puente. Se nos pone la piel de gallina cuando lo vemos, para Paco es importante.

Las gafas esconden las lagrimillas que se nos escaparon. En esos momentos al igual que en Eunate, somos felices y nos sentimos afortunados.

Que emoción cruzarlo!! Llevamos todo el día pasando como de puntillas por la historia.

Antes de salir de Puente la Reina nos damos cuenta de que no hemos sellado y que ese sello es importante, así es que lo hacemos en el convento Sancti Espiritus. Bonito sello.
 
Desde el principio de la etapa hemos estado hablando sobre la temida subida a Mañeru y con el miedino metido en el cuerpo nos vamos acercando.

Lo bueno es que no es una subida muy larga, lo malo es que tiene un desnivel importante. Todos empezamos pedaleando pero enseguida Luis y Cris nos dejan atrás. Pedaleamos penosamente y el calor junto a la ausencia de aire tampoco ayuda. Las pulsaciones se disparan. 

No se ve muy bien el desnivel, pero aquí picaba

Aprovechando una sombrita

Bajando es como llegamos a Mañeru y lo pasamos sin más. Nos dirigimos hacia Cirauqui y del trayecto tenemos vagos recuerdos. Nada más llegar al pueblo y es empezar a empujar todos al unísono por las terribles subidas de sus calles, sobre todo la que nos lleva al centro. Todos empujando, no vimos a ni un sólo ciclista subir pedaleando. 

Paramos a tomar una cervecita  y allí intentamos reservar albergue en Lorca, donde habíamos decidido terminar, pero está lleno y nos comentan  que la cosa está muy mal de plazas que está todo petado a causa no sólo de los peregrinos sino de una concentración motera. La solución no es otra que quedarnos donde estamos , así es que llamamos al albergue y nos confirman las cuatro plazas.

El albergue está bien, limpio y correcto. No dan comidas y son más de las dos de la tarde por lo que nos indican un restaurante donde podemos comer. Lo buscamos sin éxito, tenemos que ir a la parte baja del pueblo. Tras algunas pesquisas y una caminata incómoda cuesta abajo al ir con chanclas logramos que nos sirvan un menú más o menos decente.

Pasamos la tarde enredando por el pueblo y descansando. La verdad es que cada rincón es una postal y su silencio es reparador.

Iglesia de  San Román, frente al albergue

El albergue

Las bicis esperando ser recogidas

Vista desde el pueblo

Cenamos en el albergue y he de decir que fue la mejor cena de menu alberguero que tomamos en todo el camino. De primero sopa de espinacas, un poco aguada, pero se dejaba comer y de segundo spaguettis en salsa con albóndigas, buenísimos.

Lo único criticable del albergue es la actitud de su dueña. Desde el primer momento nos puso “peros con las bicis” y a la minima que podía de una manera déspota nos regalaba alguna frasecita para el recuerdo. En la cena llegó su cenit. Nos explicó el por qué no queria bicis en su albergue, en principio unos motivos más que razonables, no tiene un sitio aparte donde poder guardarlas y cuando son muchas es un problema. Eso lo comprendimos pero sus otras justificaciones, no. Dijo que los ciclistas llegan muy tarde y exigiendo lo que no pagan. Habrá de todo por esos caminos, pero no es para generalizar de esa manera.

Nos dijo que ella lo que quería eran los jubilados o prejubilados alemanes o extranjeros, que llegan y se marchan en silencio, sin protestar ni exigir … pues muy bien … ya sabemos que lo que quieres es hacer y deshacer lo que te dé la gana y que nadie te pida responsabilidades ni explicaciones .. en fin, fue como decirnos “nos estorbais” . No penseis que discutimos, sólo fue intercambio de opiniones, pero es que ella siempre quería llevarse el gato al agua y en la vida hay que escuchar todas las partes como hicimos con ella, quitando ese desencuentro, lo demás todo perfecto.

Se apaga la luz, suenan ronquidos

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 2. Ruesta – Monreal

Ruesta – Monreal 58 km

La etapa del día anterior ha dejado en nosotros sentimientos contrapuestos, por un lado habíamos conseguido completar con éxito el planning inicial y nos habíamos divertido bastante a pesar de algunas dificultades del terreno pero por otro no esperábamos pasar más calor que en Badajoz ni que estas tierras fueran tan áridas, tan secas; no esperábamos páramos tan desolados , tantos kilometros cuadrados sin un sólo árbol y tan poquísima vegetación.

Exceptuando el río Aragón, todos los demás riachuelos y riveras están completamente secos, muchos de ellos debido a la falta de lluvia y nevadas del invierno. Desolador es el único adjetivo con el que nos atrevemos a calificar al panorama fluvial de la zona. El pantano de Yesa no corre mejor suerte.

Es duro aceptar que quizás nos hayamos equivocado y que probablemente hubiera sido mejor salir desde Roncesvalles o Sant Jean, pero ya no hay vuelta atrás, hay que seguir.

El dia de hoy nos causa bastante respeto debido a la dureza del trazado aunque hemos hecho las correcciones que nos aconsejaron para no meternos en ratoneras kilométricas .

El primer error que cometimos fue salir tan tarde del albergue, no recordamos en que nos entretuvimos pero hasta las 8.40 no nos pusimos en marcha.

Los primeros metros los hacemos empujando puesto que el suelo es empedrado, y está humedo.  Un poco más adelante y en seco nos subimos a la bici.

 

Pasamos el río Regal con su cauce totalmente seco y ya comienza la primera de las subidas importantes del día, la subida al Monte Fenerol.

Empezamos por una pista muy agradecida para pedalear pero los caprichos de los trazadores del camino nos desvían a través de un sendero para ver la antigua ermita de Santiago, del siglo IX , está cerrada y nos pareció que medio en ruinas ya que va a quedar bajo las aguas y sería malgastar dinero en su reconstrucción.

 

 

A lo largo del camino nos encontramos varios de estos letreros en los que informan de las zonas que serán inundadas con la ampliación del pantano de Yesa.

El trazado del camino volverá a cambiar. En todos los pueblos afectados hay mucha controversia e indignación con este proyecto que ha sido aprobado sin contar con la opinión de los vecinos.

Con una piedra azul invitan a unirse a su causa.

La vereda nos devuelve a la pista forestal que nos llevará hasta el alto tras siete kilómetros cuesta arriba. Tenemos que salvar unos 350 metros de desnivel.

La pista tiene buen firme y aunque a veces las rampas  lo ponen un poco más dificil disfrutamos de la subida y del paisaje que es totalmente diferente a los del día anterior, hay sombra y unas maravillosas vistas del pantano de Yesa.

El camino termina en una carretera. Lo normal es que a una buena subida le siga una estupenda bajada y no la vemos por ningún lado. De repente la frondosidad desaparece y éste es el panorama que nos encontramos a ambos lados de la carretera.

Vista a nuestra izquierda

Vista a nuestra derecha

Para hallar la bajada necesitamos la ayuda del Gps. La encontramos con relativa facilidad cien metros más adelante. Habiamos leido en la guía del Consumer lo siguiente (lo copio textualmente) “Una vez arriba, el Camino se deja caer cómodamente hasta Undués de Lerda”, vamos a comprobarlo.

Aquí encontramos el camino de cabras

Empezamos a pelearnos con el terreno pedaleando pero no tenemos bicis para bajar sin peligro y en algún tramo tenemos que empujar.

Restos de calzada romana

Una vez terminado este pestoso tramo la bajada se hace un poco más llevadera y aunque continúa siendo exigente y muy técnica la podemos hacer pedaleando hasta que en la posterior subida regresan los mal conservados restos de calzada romana donde una vez más tendremos que poner pie a tierra, aunque yo creo que más por la paciencia derrotada que por fuerzas.

Más calzada en la subida

Mirando la bajada desde la subida

 

 

 

En el pueblo nos encontramos con el grupo al completo de peregrinos con los que compartimos tarde y cena en Ruesta , salen del bar donde han terminado de almorzar dispuestos a reiniciar su marcha pero al vernos llegar con los Evos se quedan sorprendidos (la tarde anterior no nos vieron llegar) y una vez más tenemos que explicar la revolución que supone para los viajes en bicicleta utilizar tan necesario y sencillo elemento.

Nueva sesión de fotos y batería de preguntas. Una vez que nos quedamos sólos nos tomamos unos acuarius y unos pistachos y continuamos la marcha. Son las 11.30 y sólo llevamos 12 km de la etapa.

Empezamos a temer que nuestros primeros planes no van a poder cumplirse. Tres fotos y salimos pitando. Llegar a Tiebas comienza a ser objetivo imposible.

El albergue del pueblo

Los siguientes kilómetros serán en bajada. Los primeros un poco más feos por culpa de los cascotes de pizarra y muchas piedras con tierra suelta, los demás muchísimo más agradables por pistas de concentración que a veces están asfaltadas y caminos varios. Adelantamos a los peregrinos para no volverlos a ver, No hicimos fotos y tenemos vagos recuerdos de nuestra entrada a Navarra. Llegamos a Sanguesa en una hora escasa.

Iglesia de Santa María la Real

Pórtico

El pueblo está preparado para sus desconocidos para nosotros y famosos encierros. Nos paseamos entre las tablas

Sanguesa es un pueblo grande, comercial, con todos los servicios y lleno de historia, Posee innumerables monumentos dignos de visitar, Habría sido un final de etapa perfecto.

Buscamos un lugar donde descansar y sentados en una terraza decidimos que el final de etapa sea en Izco porque llevamos mucho retraso acumulado. Recuperados buscamos la carretera que habría de llevarnos hacia la variante de la Foz de Lumbier.

Para ello tenemos que ir por asfalto durante unos seis km hasta Liédena y alli tomar un desvio hacia Lumbier a través de pistas sin ni una sóla rama donde cobijarse. La temperatura sigue subiendo y nuestro mayor enemigo de este dia, el calor, empieza a cebarse con nosotros.

Llegamos a la Via verde del antiguo tren del Irati. Estamos en la Foz de Lumbier. Mucho hemos escuchado hablar de la belleza de este paraje y para ello vamos a sumarle cinco km de más a la etapa.

La Foz de lumbier es un cañón escavado por las aguas del río Irati , no es muy largo, sobre km y medio pero es realmente bonito. Otro tema es si merece la pena el precio a pagar por el desvio bajo la tortura abrasadora del sol y para tan poco tiempo de disfrute.

Primer túnel. No está iluminado. Se pedalea a oscuras.
206 metros de longitud

Segundo túnel. 167 metros más de oscuridad

A partir de aquí no hicimos ni una sola foto, así es que tenemos que narrar las peripecias sin apoyo gráfico.

Dejamos el río Irati y llegamos a la localidad de Lumbier donde paramos a llenar todos nuestros bidones de agua porque toda el agua es poca.

En Lumbier tomamos la carretera para ir hasta Nardués y un poco mas adelante comenzar la subida a Izco por la misma N-240 donde volveremos a enganchar con el trazado original del Camino.

En plena subida encontramos el camino original que viene de Rocaforte y que se une a la ctra durante unos metros, pero no estamos para ataques de purismo peregrino y continuamos por donde vamos.

Conseguimos llegar a Izco y fuimos directamente al albergue. Para nuestra sorpresa está lleno, preguntamos por algún hotel o pensión y nos dicen que no hay, que tenemos que continuar hasta Monreal.

Rellenamos nuevamente todos nuestros botes de agua en el albergue y a seguir pedaleando.Nos quedan otros 11 km por delante, pero esta vez bajando. Decidimos hacerlos por carretera para evitar sorpresas desagradables como la de Undués. Tiene buen firme y como el calor ha empezado a bajar pedaleamos bastante más cómodos. Plato grande y a muy buen ritmo llegamos a Monreal en escasa media hora.

Lo que más nos llama la atención al entrar en el pueblo es que vemos a varios chicos vestidos como si fueran a ir a San Fermín, lo que nos avisa de que el pueblo está en fiestas y de que está a punto de celebrarse algo que tiene que ver con toros o vaquillas. Menuda suerte!!

Llegamos al albergue, no hay hospitalero pero si hay sitio, así es que ocupamos cuatro camas, las nuestras y las de Cris y Luis. Mientras que esperamos su llegada nos duchamos y hacemos todas las tareas post etapa cotidianas.

Cuando terminamos de tender la colada, llegan nuestros amigos y los ayudamos a acomodarse, candamos todas las bicis, pagamos el albergue y directamente nos vamos a buscar un chiringuito donde tomar una cerveza.

En el primero que entramos nos quedamos, allí cenamos y compartimos una velada realmente agradable en la que nos reimos muchísimo.

Sobre las diez nos vamos a la cama. El karaoke de las fiestas se hace a escasos metros del albergue y empezó sobre las dos de la madrugada hasta las cuatro y media más o menos.

Se apaga la luz, empieza la verbena.

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 1 Jaca – Ruesta

Jaca - Ruesta (57 km)

Nuestro sueño durante un año ha pasado a ser realidad, hemos despertado en la anhelada Jacetanía, en la tierra de nombre evocador, de pueblos medievales y santos con nombre antiguo.

Hay mucho de nosotros puesto en este viaje y como queremos que sea especial empezaremos a pedalear el día de nuestro 26 aniversario de bodas. No podemos ofrecernos un regalo mejor.

Atrás quedan las horas de entrenamiento, los madrugones para no pasar calor, los vientos del oeste que tanto mermaban las fuerzas, las dudas, los miedos , la inseguridad que siempre provoca salir fuera de un entorno conocido con nuestro mundo metido dentro de unas alforjas. Todo ya es pasado, todo ha merecido la pena.

Se cierran los sueños, se abre EL CAMINO.

Recogimos todas nuestras cosas y bajamos a desayunar con José que a las ocho de la mañana ya nos esperaba en el comedor con un abundante desayuno .Mantuvimos una amena conversación tras la que salimos del albergue sobre las nueve de la mañana.

Con José en el momento de la despedida

Todo listo

El primer poste indicador en las afueras de Jaca

Al final nos salieron 897 km

Buen  inicio etapa. Empezamos cuesta abajo y llaneando por caminos polvorientos pero sin obstaculos, muchos de ellos son cañadas, pero a medida que los km fueron pasando las cosas se empezaron a complicar poco poco.

Aquí usan los letreros de las carreteras en los caminos

Nos adelanta la tropa en una microparada.

Cuando alcanzamos de nuevo a los soldados, les preguntamos ¿ Qué habéis hecho para que os lleven así hasta Santiago?

Miradas de reojo, alguna sonrisa contenida pero silencio absoluto, todos al trote, excepto el mando que no recuerdo que nos dijo y nos deseó buen camino. Cuando los alcanzamos todos a la orden se desplazaron hacia la derecha y nos dejaron pasar.

El itinerario transcurre durante muchos km al lado de la ctra N-240 por lo que vimos a algunos peregrinos tomar esta alternativa, muy acertadamente como pudimos comprobar después de pedalear entre sendas llenas de zarzas. Hay que cruzar en varias ocasiones la mencionada carretera de un lado a otro(sin mucho tráfico) y sólo para pasar por un paraje sin apenas importancia (o que no supimos valorar) que te devuelve al asfalto unos pocos metros más adelante.

La primera complicación del día nos llegó en la subida al mirador de la Canal de Berdún, son caminos con muchísima piedra suelta, inciclable a tramos , tanto para subir como para bajar. Algunos  cortos pero duros desniveles

Mirador de la canal de Berdun

Vistas desde el mirador

La bajada hasta Santa Cilia es divertida para algunos y un poco más compleja para los menos habilidosos porque tiene tramos técnicos. De todas formas, se hace bien tirando de freno.

Como Santa Cilia de Jaca tiene fama de hacer buen pan, buscamos una panaderia donde nos vendieran tan noble y necesario alimento, pero no debimos de elegir la adecuada porque el pan era de lo más normalito.

Para ir de Santa Cilia hasta Puente la Reina de Jaca hay que compartir tramos de carretera con senderitos y lo que los aragoneses llaman cabañeras, que no son otra cosa que las cañadas o cordeles de ganado como los del principio de la mañana.

También bajamos a una senda al lado del río que nos ofrece sombra y un poco de fresco. Que nadie piense en una cómoda ribera porque no hay mucho espacio. Son lo que ahora llaman los entendidos en Mtb Singletrack. Para nosotros que somos un tanto rurales no deja de ser un caminillo de cabras o una vereda. Hay muchos tramos de este estilo.

Dejamos Puente la Reina a la derecha y no entramos al pueblo. Un poco más adelante nos encontramos con el cruce de Arrés, pero como no vamos a pernoctar en su albergue nos ahorramos la sufrida subida continuando por la cañada durante varios kilómetros. Ahora todo es llano pero empieza a hacer un calor sofocante y el paisaje es muy seco.

Paramos a descansar en la primera sombra que encontramos tras varios km. Es un area de descanso bastante descuidada al lado de un complejo agroturistico de los que están de moda y parece ser que muy conocido en la zona.

Una vez hidratados y alimentados continuamos la marcha por la misma cabañera hasta que llegamos al sube y baja incómodo o sin importancia que destacan algunas guias ¿Incómodo? ¿Sin importancia? Cada dia estamos más convencidos de que tanto las guias como los organismos de turismo suavizan las imágenes de los perfiles y minimizan las dificultades del terreno para que acuda más gente, cometiendo una imprudencia importante porque hay muchos parajes dificultosos que no son accesibles para todo el mundo ni todas las edades.

Bajada arenosa, complicada.

 

 

Tras esta bajada atan difícil y empujando las bicicletas, entramos en una zona un poco extraña que parecía una cantera abandonada pero que son unas formaciones geológicas típicas de la zona llamadas badlands.

No les hacemos ninguna foto porque el paisaje es feo. Fue un error.

Entre tanto secarral se agradece un poco de verde.

La alegria dura poco

Artieda, en lo alto.

Entre subes y bajas y combinando asfalto, tierra, calor y sudor llegamos al desvío de la carretera a Artieda. La subida es prescindible si no se va a dormir en el pueblo o si no queremos hacer turismo pero como vamos escasos del liquido elemento tenemos que subir si o si.

Llegamos al albergue con un estrés hídrico en el cuerpo bastante considerable. Acuarius, agua,acuarius y agua de nuevo compensaron el esfuerzo de la subida y agradecimos el poco aire que corría allí en lo alto.

Estuvimos sentados mirando el paisaje sobre 45 minutos y a la vez conversando con la dueña del albergue y su hijo. Nos contó que en la antiguedad Artieda estaba en el llano, emplazado al lado del río y del camino pero las continuas invasiones por parte de otros reinos tanto ibéricos como galos hicieron que el pueblo a modo defensivo se reconstruyese en el cerro más alto con el fin de dominar el horizonte y prevenir los ataques. Lo cierto es que tiene bonitas vistas.

Artieda es un pueblo que merece verse con calma, disfrutar pausadamente de su silencio y su paz, es pequeño, acogedor y con una estructura medieval en sus calles y construcciones que no deja lugar a dudas sobre su pasado, pero hace calor y queremos llegar a Ruesta lo antes posible. Ya son las cuatro de la tarde. No podemos hacer turismo ni recrearnos en horas de siesta, dos fotos y para adelante. Quedan aún sobre 12 km.

La dueña del albergue nos indica como podemos bajar del pueblo más facilmente ahorrando sobre kilómetro y medio (que ya nos compensaría el de la subida) y en un plis plas nos encontramos en la ctra donde se une el camino y que tendremos que seguir durante varios km, por ella salimos de la comarca de la Jacetania.

Adios, Jacetania, adios

Al fondo el embalse de Yesa, ya pasó lo peor

Alfredo y Eva nos dieron una calurosa y cariñosa bienvenida al albergue, yo creo que la clave del éxito fueron los carros, ya que se quedaron muy sorprendidos del artilugio que arrastraban nuestras bicis, antes de nada tuvimos que dar todos los detalles de tan maravilloso invento.

El albergue está correcto, buenas instalaciones y lo que siempre más valoramos junto al trato, estaba limpio. Está gestionado por el sindicato CGT que se ha encargado de su reconstrucción y mantenimiento dentro de un proyecto de recuperación de pueblos abandonados y no inundados por el pantano de Yesa.

Pasamos la tarde compartiendo experiencias con los peregrinos en la terracita del bar y por extraño que parezca éramos todos españoles.

El “GRAN PERO” que le ponemos al albergue es la comida, en el menú de la cena nos sirvieron de primero macarrones pasados con tomate y de segundo cuatro albóndigas fritas y secas con patatas, de postre el helado más barato del supermercado, lo único que la salvó fue el ambiente. En el desayuno más de lo mismo, un café malisimo con una magdalena. Se aprovechan de que no hay más opciones.

El día ha sido duro y el calor ha acentuado esa dureza por lo que nos vamos a dormir temprano, la etapa siguiente es considerada por todos como la mas dificil, así es que hay que descansar bien y recuperar.

Se apaga la luz.

Ruesta es un pueblo que podríamos denominar “fantasma”, los únicos habitantes fijos durante todo el año son el hospitalero y sus tres preciosos pastores alemanes.

Nos recomendaron no dar un paseo por sus calles ya que hay numerosas zonas valladas o cortadas por el peligro inminente de derrumbe, ni siquiera nos podemos acercar a las torres puesto que parece ser que la maleza lo impide.

La foto de la torre es la única que pudimos hacer y fue antes de llegar.

Prólogo

Badajoz – Huesca – Jaca

Después de un viaje incómodo por las obras de la autovia Madrid – Zaragoza ( en un 85% de su recorrido) llegamos a Huesca a las diez de la mañana. Nos dirigimos directamente a la estación de autobuses con la intención de negociar un precio razonable con cualquier taxista al que le cupieran nuestras bicis en el coche. Lo conseguimos, así es que por poco más no tendríamos que esperar a la salida del autobús.

El taxista resultó ser un kamikaze de los que no deseas encontrarte en la carretera, al salir de su habitat urbano se le debieron de marear sus pocas neuronas porque iba a toda velocidad por zonas de obras, adelantando con coches de frente o sin visibilidad e incluso casi saltándose un control policial. Tras 75 km para el olvido nos dejó al lado de un parque donde montamos las bicis, los evos y las alforjas.

Nos fuimos al albergue, justo al lado de la catedral por lo que hicimos nuestra primera foto jacetana a las dos bicis y nos tomamos una cervecita.

 

Casa Mamré http://www.casamamre.com/  pertenece a la iglesia evangelista. Nos trataron como si nos conocieran de toda la vida.

Las bicis quedan perfectamente guardadas en el patio, no tenemos que desenganchar los Evos.

El albergue es una casa grande, sencilla, humilde, sin màs pretensión que la de dar cobijo y descanso a los peregrinos. Todo esta muy limpio y José, el pastor, es una persona encantadora, educada y atenta. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, en ningún momento nos intentó adoctrinar pero si nos ofreció una conversación muy amena y agradable recordando los ocho años que habia vivido en Badajoz.

Después de descansar nos fuimos a dar un paseo por Jaca, que se vestía para sus fiestas medievales. Visitamos la ciudadela, la catedral y sus calles llenas de vida y bullicio.

Entrada a la ciudadela
Con Ramiro I

Ramiro I, conde de Sobrarbe y Ribagorza fue considerado el primer rey de Aragón.

En torno a la figura de Ramiro I se cierne la historia de ser hijo ilegitimo aunque documentalmente no se haya podido probar. Es hijo del Rey de Pamplona , Sancho III el Mayor  y Sancha de Aibar.

La leyenda cuenta que Sancho III prohibió que su caballo preferido fuese montado durante una de sus ausencias. Su hijo, el infante Garcia intenta saltarse la prohibición pero no lo consigue por la oposición de su madre.  Humillado trata de vengarse acusando a Sancha de adulterio. Todos los hermanos menos Ramiro, hacen causa común en la difamación y ella es condenada a la hoguera. Habida cuenta de la gravedad de la situación , Ramiro (habil en armas) reta a cualquier caballero en defensa del honor de su madre. Tal acto de valentia y lealtad deja en entredicho a Garcia y restituye el honor de la reina. Su premio será el ser adoptado y por lo tanto consigue todos los privilegios , asi como los derechos hereditarios y sucesorios.

La leyenda no tiene muchos visos de realidad dado que es conocida la rivalidad entre todos los hermanos y si se desmenuza no tiene mucha veracidad dado lo improbable de las consecuencias posteriores ante lo que sería una desobeciencia al Rey.  Algunos historiadores la apuntalan apoyándose en que nunca se hizo llamar Ramiro I de Aragón sino “Hijo del Rey Sancho”. Otros hablan de legitimidad al haber nacido de otro matrinonio del monarca. La duda siempre está presente en su historia.

Se nota que el Camino de Santiago forma parte importantisima de la historia de Jaca.

Nos encantó la plaza de la catedral , con sus soportales y sus comercios, todos ellos han sido fieles a su estilo antiguo y conservan ese encanto especial de las tiendas de toda la vida donde ya compraban nuestras abuelas.

 

Aprovechamos que la catedral está abierta para visitarla. Está considerada como uno de los monumentos románicos más importantes de España. Una pena que por la falta de luz no pudiéramos fotografiar el retablo del altar. Es una joya.

El atardecer nos regaló la actuación de un moderno trovador que narraba por distintos lugares de la ciudad historias sobre la convivencia entre judios y cristianos en la antiguedad.

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