Etapa 14 San Xulian – Santiago de Compostela

San Xulian – Santiago de Compostela 69 km

Hoy es el último día de este camino. Tengo bastante claros mis sentimientos y prioridades. Quiero volver a casa. Necesito estar en mis espacios.

No siento ni tristeza ni añoranza por terminar esta aventura, estoy cansada y Galicia siempre se queda con una parte importante de mi todo.

He recibido del camino todo lo que me tocaba esta vez y le he entregado todo lo que me ha pedido. Estamos en paz.

Ya nos hemos vaciado de lo acumulado durante el año para volver limpios a las rutinas de siempre.

Sé que en el momento que cruce la puerta de casa querré volver, pero en este momento quiero estar entre mis cosas, en mi tierra, en mi mundo conocido.

Shabel

A las seis y media aun no se ha levantado nadie en la habitación, los tres holandeses y la francesa duermen plácidamente cuando suena nuestro despertador. Se levantan al mismo tiempo y todos preparamos el equipaje con la luz encendida (todo un alivio).

Cuando salimos a desayunar sólo son las siete de la mañana y Miguel nos dice que se le ha estropeado la máquina de café y que no puede dar desayunos. Lo raro es que no ofrece ni un vaso de leche o un colacao o un zumo frío. Nos da la impresión de que lo que quería era librarse de todos nosotros lo antes posible. Su hastío a estas alturas de la temporada es más que evidente. Así es que con unas oreo acompañadas de un traguito de agua nos apañamos.

Aún es de noche pero enganchamoss Evos y nos vamos.

Sólo nos alumbran los ranos que tenemos para que nos vean, o sea que nada y eso es lo mismo. 

Salimos pedaleando por una pista asfaltada con tendencia a bajar y través de una corredoira bastante ciclable, el problema son los peregrinos que no vemos. Llegamos a Pontecampaña y entramos en un bosque que de día debe de ser precioso pero que de noche y  a oscuras se convierte en el tenebroso bosque de los cuentos o las películas de miedo.

Le vamos poniendo ritmo al pedaleo siguiendo el rastro de luz de los caminantes a pesae de que hay piedras redondas enormes, ramas rotas y raices de los árboles invadiendo la vereda (el decorado ideal para darnos un golpe tan de película como el bosque) Vamos por un cauce seco.

Se veía clarear el cielo, la luz iba ganando terreno fuera de aquella espesura donde estábamos atrapados por la noche de todos los tiempos, parecía que el mundo se terminaba dentro de lo que debía de ser un paradisiaco y acogedor vergel a otras horas.  No hay fotos porque habría salido sólo oscuridad.

Paramos a desayunar y nos damos cuenta de que con tanta emoción Paco ha perdido las gafas de sol.

Casi sin darnos cuenta hemos llegado a Melide. El terreno ha sido favorable la mayor parte del tiempo y hemos rodado bien. Aunque ayer estábamos cansados hubiéramos podido llegar sin problemas y haber hecho más corta la etapa de hoy.

Puente de Melide
 
Sólo son las ocho de la mañana cuando llegamos a Melide y la verdad es que no es hora del ritual bicigrino  de pulpito y cervecita, así es que como la jornada va a ser dura decidimos no perder tiempo y pasar sin pena ni gloria. Sólo una paradita de descanso para llenar los botes de acuarius.
 
Mucho hemos oido hablar de la subida a Arzúa y la verdad es que tenemos curiosidad ¿ Nos hará empujar? Vamos a por ella.
 
Salimos de Melide por un maravilloso bosque.
El tramo hasta Arzúa es duro, agudizado por la acumulación de km que llevamos en las piernas. La sinuosa orografia gallega sabe muy bien como arrancarte desde la última gota de sudor hasta la última pizca de fuerzas que te quede.
 
 Al menos el suelo es firme, está compactado y se puede pedalear. Hay zonas de grava y otras de asfalto con algunos desniveles bastante importantes  pero que al menos no son demasiado largos. Es el lugar perfecto para hacer uso de la paciencia y la cadencia. Hay que terminar antes de que el calor nos lo ponga más dificil.

Llegamos a Arzúa a las diez de la mañana y decidimos hacer una parada más larga de descanso. Entramos en uno de los bares de la avda por la que discurre el camino, con ambiente bastante moderno para reponer fuerzas. Casi cuando nos íbamos nos encontramos de nuevo con el padre e hija italianos que siguen su camino por carretera. Deciden parar allí mismo, también quieren llegar a Santiago. Tras una breve charla nos ponemos en marcha.

A partir de Arzúa seguiremos pedaleando por caminos de tierra bastante compactada alternando algún tramo con carreteras secundarias y también por sendas paralelas a la carretera.

Los recuerdos que guardo hasta Santa Irene son ese desafiante sube y baja gallego que te machaca hasta hasta el último milimetro del cuerpo . Los últimos km hasta Pedrouzo son un andadero paralelo a la carretera que va hasta arriba de caminantes. Nosotros decidimos igual que el año pasado, subirnos al asfalto y adelantar terreno sin molestar ni que nos molesten.

 

Llegamos a Pedrouzo y como aun no es la una de la tarde la gran tropa peregrina no ha llegado, el pueblo está vacio, en las terrazas de los bares no había ni un sólo alma. 

Decidimos ir al supermercado para comprar bebidas y algo de comer. Pararemos en el bosque.

Es curioso como la memoria guarda los recuerdos, el tramo desde Pedrouzo hasta Lavacolla lo  tenemos grabado como un lugar lleno de peregrinos que nos produjo mucho stress, no recordábamos para nada el paisaje, la frondosidad del bosque donde paramos a comer.
 
Estamos descubriendo un lugar totalmente distinto al que ya conocíamos y donde el silencio sólo lo rompe el canto de los pajarillos y nosotros mismos. Fue todo un placer.
 
La subida a Lavacolla la recordámos como muy dura y axfisiante debido al número de peregrinos. A diferencia de otras veces, hemos subido facilmente y tranquilos.

Seguimos pedaleando casi en solitario, sólo nos encontramos con algún peregrino desperdigado y ensimismado en sus pensamientos. Llegamos al Monte do Gozo, subimos y nos hacemos la fotos de rigor

Como conocemos las distintas entradas de los caminos a la ciudad, elegimos dejar la del camino francés e irnos a la del Camino Inglés, que es mucho  más bonita y de paso entramos en la estación de autobuses para comprar los billetes del día siguiente.

Llegamos a la plaza y nada más aparcar las bicis, el camino se hizo lágrima, un abrazo cerró el mundo y un beso explicó lo que no se puede ver. El tiempo se dió la vuelta y todo quedo reducido a “estamos de nuevo aquí, juntos” 

Nos duchamos, descansamos y a disfrutar de Santiago. Cenamos en el restaurante que nos recomendó Tomás, la pulperia más antigua de Santiago , el restaurante” Los sobrinos del padre” .Enfrente hay un pub donde hacen unos gin tonic (que parece que son muy buenos) y allí continuamos la fiesta.

Poco antes de la una de la madrugada ponemos rumbo al Hotel y pasamos por la puerta del Café teatro “Garigolo”  lugar donde siempre terminamos nuestros caminos. Entramos y nos encontramos con uno de los mejores regalos. Hay un concierto en directo de Yhosvany Palma, pero más que un concierto es una reunión con amigos de otro grupo con los que está compartiendo música y momentos. Los únicos clientes una pareja extranjera y nosotros por lo que el clima de intimimismo y complicidad es maravilloso.

Reproducir vídeo

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 13 Samos – San Xulian do Camiño

Samos – San Xulian 70 km

Tenemos el cuerpo con el horario peregrino conectado a nuestro despertador cerebral por lo que a las seis de la mañana ya estábamos viendo las noticias en la televisión.

Amanecemos bastante más descansados, fue muy buena idea acortar la etapa de ayer y dormir sólos en una habitación. Hoy hay mucho camino que pedalear y esto es Galicia.


Quien haya bicigrineado por esta zona del mapa sabe que no hay montañas ni puertos muy altos pero su orografía es un completo rompepiernas, agravándose al llevar el equipaje con nosotros.


Galicia se presenta ante los ojos del peregrino de una manera impactante, te regala bosques de cuento, senderos y caminos que te desconectan del mundo, pero a cambio has de entregarte a ella sin limitaciones. Sentirás como te abraza para balancear tus emociones y estrujar tus fuerzas al límite. Te quita mucho, te da mucho y lo más curioso es que eres feliz y dejas que el camino te rinda y te levante, te odie y te quiera. Permites sumisamente que todo pase por ti para descubrir su secreto.

Hemos decidido avanzar hasta Sarría por carretera por lo que no necesitamos la misma luz que si lo hiciéramos por camino, así es que a las siete estamos en la cafeteria para desayunar.


Cuando vamos a pagar el desayuno y la cena, Juan no nos quiere cobrar nada. Ante nuestra insistencia nos lo justifica diciendo que nos invitaba porque no nos había podido atender bien la noche anterior debido a la gran afluencia de peregrinos en el comedor. Cuando nos dijo “No os cobro porque no quiero y porque aquí mando yo” nos quedamos sin más argumentos. Así es que sorprendidos y muy agradecidos nos ponemos rumbo a Sarría por asfalto. La mañana se ha levantado con niebla.

Hacemos sin problemas los 17 km hasta Sarria, la mayor parte del trayecto es favorable a la pedalada. 

Atravesar Sarría es una pesadilla por culpa del tráfico. Nos llega a agobiar tanto que decidimos no parar. Esperamos encontrar el gran ejército peregrino. 
 
Volvemos al trazado original y por lo tanto al camino de tierra. A partir de aquí ya no habrá problemas con el suelo, la tierra está tan compactada por los miles de peregrinos que han pasado a lo largo de los años que se rueda con facilidad, además hay muchos tramos de cemento o de asfalto.
 
Habia muchos caminantes. Una pareja española nos saluda con mucha efusividad. Nos cuentan que había demasiados extranjeros raros y no podían conversar con ellos, era su primer dia y llevaban pocos km. Sus ojos irradiaban ese brillo que sólo puedes encontrar en este lugar. Nos contagiamos con sus emociones primigenias y recordamos las nuestras. Nos despedimos de ellos deseándoles muy Buen camino de todo corazón. Ella cree que nos volveremos a encontrar, pero eso es casi imposible.
 Poco después de Sarria hay que subir un repechón bastante gracioso
A partir de aquí empieza el cuestón
La subida es dura pero el bosque de castaños es expectacular.  Sin mucho terreno de descanso empezamos la subida hasta Barbadelos, Rente y Ferreiros. Pasamos por explotaciones ganaderas y agrícolas. Aqui pierdes toda la noción del pueblo por el que pasas ya que se suceden continuamente aldeas y pueblos. Son tan numerosos que es imposible recordarlos de memoria.

Estamos en el típico paisaje gallego de corredoiras, carreteras secundarias y pistas agrarias asfaltadas.Tenemos la sensación de que nunca deja de subir y subir, además hace mucha humedad por culpa de la niebla, sudamos bastante por el esfuerzo y eso pasa factura en los ánimos

Poco antes de Ferreiros, en A Brea, encontramos el monolito del km 100 a Santiago. Hay muchos peregrinos posando ya que esa es la distancia mínima que tienen que cubrir andando si quieren recibir la compostela.

Desde Ferreiros hasta Portomarin el terreno  empieza a bajar a la manera gallega pero los últimos km desde Vilachá si son de verdadera bajada. Llegamos a Portomarín atravesando el rio Miño.

Portomarín está construido en los años sesenta para realojar a los vecinos que tuvieron que abandonar el antiguo pueblo medieval tras la construcción del embalse de Belesar. El Portomarin original yace sumergido bajo las aguas del Rio Miño. Su entrada es una reconstrucción hecha a partir de uno de los arcos del puente del antiguo. Varios monumentos fueron transladados piedra a piedra.

hemos llegado a Portomarín antes de la una de la tarde y ya sólo nos quedan sobre 30 km. Decidimos continuar unos 8 km más hasta Gonzar y allí parar a comer. Así es que como llegamos nos vamos.
 
Llegar hasta el punto de descanso no es ningún regalo para las piernas, hay un fuerte repecho hacia el Monte San Antonio. En Gonzar los estómagos nos dicen que no se nos ocurra comer nada porque corremos el riesgo de que no aceptemos bien la comida con tanto subir y con lo que aún nos queda por delante. Así es que tomanos una cervecita y poco más. Serán las barritas energéticas las que nos propocionen la energia.
 
A partir de aquí apenas hemos hecho fotos, la etapa siguió ganando en dureza, nos costó mucho llegar hasta Palas de Rei porque el terreno no dejaba de subir y subir, no nos daba tregua. Muchos peregrinos subian como zombies por la carretera.
 
Desde Gonzar subimos a Castromayor, Hospital de la Cruz, Ventas de Narón y al de Alto de Ligonde . Tendremos un breve respiro en bajada hasta Eireche y Avenostre donde nos espera la propina de dos km que supone superar el alto del Rosario.
 
Llegamos agotados. Hace calor. Necesitamos descansar pero como estamos tan cerca del final ni siquiera paramos a comer en Palas de Rey.

En Palas de Rey solo hacemos esa foto a las muñeiras.  Son pocos los kilómetros nos separan de San Xulian, estamos deseando darnos una ducha y relajarnos.

Cuando por fin encontramos el albergue nos damos un fuerte abrazo . Ha sido un día duro pero lo hemos vuelto a conseguir.

Hemos llegado a buena hora, Todavia no son las tres de la tarde

En el albergue O Abrigadoiro nos recibe Miguel, su regruñón dueño. Nos trata con mucha amabilidad pero se queja de los extranjeros y el poco gasto que hacen. Creo que fue un alivio para él poder hablar con españoles y así poder descargarse un poco del stress.
 
Nos toca una habitación de siete camas que está en un edificio diferente al de un grupo de alemanes ruidosos y cantarines que disfrutan alegremente de unas botellas de vino.
A las ocho cenamos en una mesa llena de extranjeros, pero nos daba igual no poder hablar con ellos, la comida estaba bien cocinada y nosotros dos nos sobramos para darnos conversación. La única española que había parecía querer demostrar su dominio del inglés ya que estaba tan parlanchina que tenía aburridos a sus compañeros de mesa. A nosotros sólo nos dió las buenas noches. A las diez nos fuimos a la cama. 

Se apaga la luz. . . Mañana es el último dia.
La leyenda del lugar:
 
Cuentan que un soldado llamado Xulian mató a sus padres por error (no se sabe cual porque como toda leyenda no da muchos datos). 
 
Estaba tan arrepentido, torturado y triste por su crimen que crea junto a su mujer (una tal Adela)  un hospital con el fin de ayudar y servir a todos los peregrinos en su paso hacia Santiago. Con ello intenta llamar la atención de Dios para que lo redima de tanto sufrimiento y no lo condene al averno.
 
Tanto empeño y dedicación puso en expiar sus pecados que Dios le envió un Angel para comunicarle su perdón divino . Y colorín colorado, la leyenda se ha acabado. Parece que falta algo, pero no hay más.

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 12 Ruitelan – Samos

Ruitelan - Samos 40 km

Esta mañana nos levantamos con la sensación de que el tiempo se ha ralentizado durante la noche, muchos recuerdos han guiado el sueño.

Es como si todos los caminos anteriores convergieran en este lugar y en estos momentos. Tenemos la sensación de que la subida que nos espera completará una parte inconclusa de las experiencias en los caminos de Santiago y con las bicicletas. Una parte de un todo que ni siquiera existía antes (aunque parezca raro es la única manera de describirlo)

Hemos repasado todos los retos y esfuerzos que antes tuvimos que superar para llegar hasta aquí y al despertar nos encontramos  de cara con la alegria. Sentimos dentro de nosotros algo tan complejo y tan simple como es la felicidad.

En el Pequeño Potala hay dos normas básicas y de obligado cumplimiento,

1- Nadie se pone en pie antes de las seis de la mañana, hora en la que una suave música hará de despertador. Límite máximo de salida, las ocho de la mañana.

2- Sólo encienden y apagan las luces los hospitaleros

A la hora prevista suena el Ave Maria de Schubert pero está tan alto que la habitación parece un after awer y despertamos asustados. A mitad de la canción el vinilo se raya y empieza a repetirse. Nos entra la risa. Carlos sube a encender la luz.

Cuando bajamos a desayunar sólo quedamos en el albergue los malagueños ciclistas, el compañero de la coreana que sigue en la cama y nosotros. El desayuno es bueno y variado, aunque no comemos mucho dado que hay que empezar a subir desde la misma puerta del albergue.

Carlos nos cuenta las tres alternativas que tenemos.

1. Subir por el camino hacia la Faba
2. Subir por la antigua carretera hasta La Laguna. Son 9.5 km
3. Subir por la carretera nacional con varios km  de más pero es la alternativa más suave.

Empezamos a pedalear cuando aún es de noche, el cielo clarea pero la carretera está oscura. Dejamos atrás el pueblo con nombre de cuento y nos vamos hacia la aldea donde las nieves pasan el invierno “O’Cebreiro”.

Llegamos a Las Herrerias y allí una mujer nos dice que no temamos al monte, que todos vamos con mucho miedo pero que no es tan malo como lo pintan.

No llevamos miedo, no nos acongojan estos retos, confiamos en nosotros, de una manera u otra llegaremos arriba con más o menos esfuerzo.  La dureza no sólo la marca el camino sino los limites que nosotros mismos nos imponemos. No hay que crear barreras que no existen o convertirlas en infranqueables antes de tiempo aunque tampoco hay que infravalorar los obstaculos ni creer que somos invencibles. Si sabemos combinar ambas cosas, podemos conseguir cualquier propósito.

Nadie habla de las primeras rampas cuando empiezas a subir el puerto, son muy duras.

Llegamos al cruce donde hemos de decidir que variante tomar subir a La Faba o a La Laguna.

A la Faba se sube por camino de tierra, por donde van los caminantes y empujar está asegurado.

A La Laguna es todo por asfalto.

Elegimos la carretera.

El único tráfico que encontramos es de taxistas en busca del peregrino perdido. Si ven a alguien andando disminuyen la velocidad pero cuando nos ven con las bicis la aumentan poníéndonos en varias ocasiones en serio peligro.

Nos adelantan los chicos malagueños y nos dan ánimos. El del coche de apoyo reduce la velocidad al pasar junto a nosotros y se ofrece subir o cargar las alforjas, pero lo rechazamos amablemente.

Llegamos a  La Laguna y vemos a tantos peregrinos que decidimos no parar.

Si hasta aquí los paisajes han sido bonitos, a partir de ahora son espectaculares. Bien valen el esfuerzo de cada pedalada.

En la cima
Reto conseguido
Entrando en O´Cebreiro

Es hora de parar a descansar, comer algo y de paso sellar las credenciales. Hace bastante frío y también necesitamos calentarnos. Buscamos un bar y allí nos tomamos una cervecita con su pincho de tortilla correspondiente.

Nos habíamos hecho una imagen mental del mitico  O’Cebreiro  bastante particular. Habíamos recreado un mundo onírico que en realidad no existe, muy diferente al que nos encontramos allí.

Lo que en todos lados llaman aldea se ha convertido en una especie de parque temático del camino de Santiago que se aleja mucho de lo esperado. Todo el romanticismo se esfumó en segundos y volvimos a la realidad comercial y turística que habíamos intentado obviar.

Cuando salimos nos encontramos con la pareja de padre e hija italianos. Hablamos un poco con ellos y seguimos adelante. No tenemos intención de visitar nada más. Con el sello del Bar ya nos basta.

Cuando salimos nos encontramos con la pareja de padre e hija italianos. Hablamos un poco con ellos y seguimos adelante. No tenemos intención de visitar nada más. Con el sello del Bar ya nos basta.

Mientras pensábamos si bajar por camino o por asfalto vemos esta estampa de peregrinos y sin pensarlo dos veces buscamos de nuevo la carretera.

Pedaleamos bastante cómodos hasta empezar a subir el alto de San Roque.

La subida al alto do Poio nos hace sudar. Menos mal que tenemos buen asfalto y buen arcen. Por camino es ciclable pero preferimos esta opción menos dura.

Un chico adelanta a Isabel, lo raro es que no habla, sólo mira. Haremos muchos km haciéndonos la goma unos a otros. Creemos que es extranjero y que no habla no porque sea mudo sino porque no sabe nada de español.
 
Cuando llegamos al alto do Poio nos encontramos descansando a un japonés que en lugar de alforjas lleva una mochila enorme a la espalda.
 
Habrá sufrido subiendo, pero cuando lo adelantamos bajando iba muy contento y sonriente.

Seguiremos por la carretera hasta Fonfria, es a partir de aquí donde realmente comenzaremos a relajar las piernas. A partir de Viduedo encontramos la gran bajada hasta Triacastela. Es una bajada bastante disfrutona, sin la agresividad que tenía Molinaseca en algunos tramos. Es un descenso bastante rápido y cómodo.

En Triacastela paramos a tomar una cervecita rápida.
 
Tenemos dos opciones de camino: la variante de San Xil de menos km pero más dura y la de Samos que nos ofrece un pedaleo más agradable y  visitar el todopoderoso Monasterio de Samos.  La opción que teniamos predeterminada es la segunda y hacia allí nos dirigimos.
 
Encontramos al chico extranjero un poco más adelante y seguimos sus indicaciones gestuales, nos dice que hemos de continuar por carretera, eso hace que nos perdamos sobre un kilómetro de lo que es el camino original. Cuando nos dimos cuenta de la equivocación y en la primera oportunidad que tuvimos regresamos al camino porque perdernos aquel paisaje habría sido un error imperdonable.
 
Pasamos por Sancristobo, Renche, Lastres, Freituxe y San Martiño do Real.
 
El tramo  es expectacular. Estamos escondidos en el bosque con una tendencia claramente a bajar aunque el típico sube y baja gallego hace que algún repecho te deje las piernas finas temblonas.
 
Hay pocos peregrinos por esta alternativa, cosa que agradecemos porque no perdemos inercia  ni hay que frenar tanto.
Monasterio de Samos
En O’Cebreiro pospusimos  hasta Samos la decisión de donde pernoctar. El albergue del monasterio no abre hasta las tres de la tarde y hemos llegado antes de la una. Nos seduce la opción del albergue privado que está justamente enfrente y no nos lo pensamos dos veces, hoy será un día fiel a nuestro estilo de viaje (pocos km, cervecitas, descanso y visita turística)
 
Por un poco más nos quedamos en una habitación doble. Llevamos varios días de albergue y apetece un poco de sosiego en las noches y en el despertar.
Nuestro dormitorio
Habitación con literas

Mientras nosotros nos hidratamos con cervecita y reponemos fuerzas, los peregrinos comienzan a hacer cola en la puerta del albergue.

Por la tarde descansamos y en lugar de asistir a la misa con cantos gregorianos o hacer una visita turística por el monasterio, nos vamos a dar un paseo por el río.  Nos sale la vena hereje. No nos ha gustado que los peregrinos hayan tenido que estar esperando tirados en la acera hasta las tres de la tarde para poder descansar ni que hayan tenido que tender su colada fuera del monasterio  No entendemos donde se esconde la caridad cristiana de estos monjes ni por qué se dan tanto postin dentro del camino.
 
Tienen web propia www.abadiadesamos.com/ por si os interesa.
Tras el paseo continuamos con la jornada de descanso en la terracita del Bar del albergue. Allí nos quedamos hasta la hora de subir a dormir.
 
Nuestro refugio esta noche es el Albergue Albaroque ,http://albaroque.es/index.html . Un lugar muy limpio y con un trato exquisito por parte de Juan. Te trata como si te conociera de toda la vida.  Todos son muy amables. La comida es excelente y las instalaciones están muy limpias y desinfectadas. Si tuviera que volver algún día sin dudarlo lo volveríamos a elegir.
 
Se apaga la luz ..la calma, el silencio y la felicidad llenan todos los espacios

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 11 Rabanal del Camino – Ruitelan

Rabanal del Camino – Ruitelan 82 km

La noche ha sido cualquier cosa menos placentera, no podemos descansar bien.

A las dos de la madrugada se levantaron tres alemanes con su tipica prisa peregrina. Diez minutos después de salir de la habitación están de regreso a sus camas, lo más probable es que no hayan podido salir del albergue porque el portón de la calle estaba cerrado con llave.

A las seis de la mañana vuelven los ruidos. Nos despierta una luz muy intensa, la francesa de la litera de enfrente lleva un frontal que alumbraría un campo de futbol. Excesivo para un lugar cerrado. Deslumbra tanto que molesta con los ojos cerrados.No queda más remedio que levantarse.

Aunque hace fresquito, antes de las siete de la mañana estamos desayunando tranquilamente en el patio. Dejamos que la tropilla peregrina vaya adelantando terreno. Cuando nos marchamos sólo queda una pareja en el albergue charlando con Isabel. Nos despedimos de ella y el viejillo regruñón nos da una carta de la suerte, dice “Everything is available”.

Hay poca luz cuando empezamos a pedalear hacia la famosa Cruz de Ferro. Hemos decidido subir por camino.

La subida no tiene una pendiente muy exagerada aunque si es exigente, la dificultad añadida es el gran número de peregrinos sobre todo cuando el camino se estrecha. Da un poco de respeto perder el equilibrio y caer.

La senda acaba en la carretera LE – 142 y allí descansamos junto a varios peregrinos apoyados en el salva rail de la carretera. Decidimos subir un rato por asfalto para adelantar a muchos de los caminantes que han salido de Rabanal. Sobre un par de km después regresamos a la tierra porque parece que el asfalto tuviese pegamento.

Llegamos a Foncebadon y alli nos recibe una extranjera cantando y bailando con una fregona. Está como una cabra saltando en la puerta de un albergue. 

 

Primera visión de la Cruz de Ferro, muy a lo lejos
El camino va paralelo a la carretera
Es extraño no ver peregrinos
Por fin llegamos a la Cruz. Alli hay bastante gente y tenemos que esperar un rato para podernos hacer una foto sin que nadie nos estorbe. Nos hidratamos.
 
Mientras esperamos turno entablamos conversación con uno de los peregrinos quejicas que estaban sentados en la entrada del albergue cuando llegamos a Rabanal. Lo notamos emocionado y orgulloso tras dejar su piedra. Nos cuenta que es socio de la Real Sociedad y su camino es para cumplir la promesa que hizo para que su equipo ascendiera a primera división. Nos resulta un motivo curioso pero también nos percatamos de que el chico debe de tener un poco de deficiencia mental. Le deseamos Buen camino y se marcha

Este año sólo llevamos una piedra en las alforjas, es por Leo , el bicigrino más joven e hijo de María.  Allí la dejamos deseando todo lo mejor para su vida.

La Cruz de Ferro se encuentra en el lugar más alto del Camino Francés, a 1507 metros. Hay varias teorías sobre su origen,  la que más nos atrae por su lógica es que antes de ser cristianizado, este lugar fue un altar para el Dios Mercurio de los romanos.
 
Mercurius es el Dios de los viajeros, de los pastores, de los oradores, de los mercaderes ; era el protector de los caminos. Por aquí discurre la Via Augusta, así es que es la explicación más plausible.
 
 
Nos habían insistido en que hicíéramos la bajada por camino porque aunque tiene algunas zonas donde hay que poner pie a tierra es bastante disfrutona, El problema es que tenemos las horquillas bastante mal, sobre todo la de Paco que ya está casi inservible y bajar entre piedras supondría un dolor de cervicales que no deseamos teniendo por delante lo mas duro del camino en los próximos días. Bajamos por la LE-142.
 
Llegamos a Manjarín y paramos en el albergue del “templario” Mientras Paco entra a sellar yo me dedico a hacer las típicas fotos. No es un lugar que nos agrade especialmente.

 

A partir de Manjarín hay que volver a subir antes de la trepidante bajada a El Acebo.

Nos encanta bajar, no nos da miedo que la bici coja velocidad en el asfalto pero en los primeros km donde la bajada es mucho más vertiginosa, Isabel nota que al alcanzar los 48 km/h la rueda delantera parece que vaya a soltarse y salir volando. La miramos y comprobamos que va bien y sin ruidos. Parece que en el taller no solucionaron el problema de la dirección.

Paramos para disfrutar del paisaje .. no queremos perdernos la oportunidad de escuchar aquel silencio.

Llegamos a Molinaseca
No paramos, seguimos camino.
 
 
Estamos muy entusiasmados por llegar a Ponferrada, su castillo templario ha sido el salvapantallas de Paco durante años.
 
De tanta emoción ni siquiera recordamos como es el camino hasta allí, pero no debe de tener dificultades.
 
Llegamos hasta el castillo y alli nos emocionamos cada uno para nuestros adentros.
 
Otro de los sueños de Paco vuelve a cumplirse en este camino.

Justo detrás de nosotros llegan dos ciclistas con alforjas, resulta que son extremeños, de Villanueva de la Serena y quieren llegar hasta Villafranca del Bierzo.

Ellos van a parar a tomar algo, nosotros renaudamos la marcha porque nos queda mucha tela que cortar hasta Ruitelan.

Torre del reloj

Salimos de Ponferrada y casi sin darnos cuenta llegamos a Compostilla, allí vemos al equipo de futbol calentando para el partido.

No muy lejos del campo de futbol paramos a tomarnos unos pistachos y una barrita energética. Al poco de reiniciar la marcha se unen a nosotros los dos villanovenses y entramos con ellos a Columbianos.

Iglesia San Esteban de Columbianos

Los cuatro charlamos y pedaleamos muy agradablemente por las pistas asfaltadas que dan acceso a distintas parcelas de regadio o huertas. Nos recuerdan a las del Canal de Montijo, por donde tanto hemos entrenado.

Pasamos sin parar por Fuentes Nuevas y llegamos a Camponaraya donde  la guardia civil nos corta el paso. Tenemos que pararnos.
 
 Escuchamos musica de gaitas y vemos como se nos acerca una procesión con una bandera muy grande. 
 

Por si no se incrusta bien, el enlace directo http://youtu.be/h1Pawe8RWBI

Reproducir vídeo

Si Isabel fuera una creyente católica pensaría que la Virgen de la Soledad, patrona de Badajoz en cuya ermita nos casamos hace 26 años, antes de convertirse en una hereje sin remedio, nos estaba enviando una señal, pero le divierte la situación.

Una vez abierto el paso continuamos la marcha, a la salida del pueblo el camino vuelve a ser de tierra con bastante gravilla y ante una ligera cuesta nuestros compañeros tienen que empujar. Están realmente flojitos y no tienen prisa, nosotros continuamos pedaleando. Les deseamos Buen Camino.  Ya no volveremos a verlos.

A partir de Camponaraya descubrimos un paisaje espectacular, lleno de viñedos y chopos.

Hasta Cacabelos el camino tiene algunos subes y bajas pero no demasiado exigentes. Será a partir de aquí cuando se ponga realmente duro.

Lo mejor es que a pesar de las cuestas, el firme está en buen estado y permite pedalear. Nos acordamos de los compañeros que hemos dejado atrás, van a pasarlo realmente mal por esta zona.

Otro pueblo donde no paramos

Sellamos en la ermita de San Roque

Santuario de la Quinta Angustia
Como está cerrado le hacemos una foto a la puerta. Nos da coraje no poder ver como 
en uno de sus retablos el Niño Jesús juega a las cartas con San Antonio de Padua.
 
A partir de aquí tenemos que ir por el arcén de la carretera LE-713 o antigua N-VI. Hasta Pieros hay un repecho del copón. En este pueblo está el albergue alternativo del amigo de Mincho pero no tenemos ganas de tomar hierbajos y cuando lo vimos se nos quitaron las ganas hasta de mirar .
Terminando la subida a Pieros

A la salida de Pieros dejamos el asfalto y pedaleamos por pistas agricolas entre viñedos. Hemos leido en las guias que es un tramo facil, pero para los que vamos en bici no lo es tanto porque es un terreno rompepiernas. Hasta antes de la bajada a Villafranca del Bierzo es con diferencia lo más duro y exigente de la etapa del día. El calor no ayuda.

La bajada a Villafranca del Bierzo nos ha dado un respiro después de tanta cuesta entre sierras, el paisaje nos ha sorprendido y encantado. Paramos en la plaza para comer algunos pinchos y descansar un rato
 
La opción que tomamos para llegar a Vega de Valcarce es la oficial, la que discurre a través de la antigua N-VI en lugar de ir por la montaña. De esta manera podemos ir por una senda paralela a la ctra protegida de ésta por un muro de hormigón que no llega a un metro. Son sobre 19 km, ya sólo nos quedan algo más de 20 hasta Ruitelan
 
La etapa empieza a pasar factura, estamos cansados, pero al menos la temperatura ha bajado y pedaleamos por sombra entre la frondosidad que ofrece todo el entorno del Rio Valcarce. La carretera no tiene apenas tráfico así es que en lugar de ir por la senda hormigonada vamos adelantando terreno por el arcén, de esa manera no molestamos a los peregrinos que aun quedan caminando y rodamos con más fluidez.
 
Pasamos por Pereje, Trabadelo, Ambasmestas y Vega de Valcarce.
Los km hasta Vega de Valcarce se hacen eternos, parece que no vayamos a llegar nunca.  Hace mucho rato que no tenemos acuarius y paramos en una tienda de la carretera para comprarlo junto a algunas chuches.
 
Dos km después y cuando son casi las seis de la tarde por fin llegamos al Pequeño Potala, el albergue donde Isabel nos reservó la tarde anterior. Nos recibe Carlos, muy cariñoso y amable.
 
El albergue tiene dos habitaciones, una en la parte de abajo y otra en la parte de arriba. Nos toca subir. Cuando entramos en ella se nos caen todos los palos del sombrajo. La habitación está muy limpia pero sin embargo no deja de recordarme a los antiguos doblados de las casas del pueblo. Las literas son viejas y estan pintadas. La verdad es que fue toda una decepción ya que había sido muy recomendado y nos habíamos creado nuestras propias expectativas.
 
Toda esa filosofia de que el peregrino tiene bastante con poco no va con nosotros, simplemente no nos quejamos en base a lo que se paga pero algunas cosas no nos parecen bien y esta es una de ellas. La habitacion de abajo debe de ser mejor y no está llena porque lleha gente después de nosotros que es acomodada allí.

Nos duchamos, hacemos la colada y nos comemos las chuches que hemos comprado porque hasta las ocho no es la cena comunitaria. Es la única opción que tenemos.

Una vez todo preparado nos tumbamos a descansar en la cama. Llega un español con una coreana. Resulta que la chica trae chinches. Carlos le dice que o se hace el protocolo antichinches o que allí no se queda. No sabiamos ni que existía tal protocolo así es que ponemos atención para enterarnos de lo que hay que hacer en esa situación.

Consiste en lavar absolutamente todo (coreana incluida). Toda la ropa, mochila y saco se lavan en la lavadora y después pasan a la secadora. La chica tiene que ducharse y ponerse la ropa que ellos le dejan hasta que pueda volver a usar la suya. Acepta y completa el protocolo con éxito tras pagar 40 euros adicionales. .

No sabemos que manía tienen de ponermos a todos los ciclistas juntos, es como si fuésemos de una especie distinta a la de los demás seres humanos.  En una mesa corrida nos sentaron junto a cinco malagueños veinteañeros que pedalean con coche de apoyo. Intentamos conversar un poco pero como no ponen mucho interés pasamos bastante de ellos, van muy de sobrados pero no dejan de quejarse del cansancio a pesar de ser su primer dia. No han hecho muchos más km que nosotros y nosotros estamos muchísimo más frescos.

La cena es bastante abundante. Una buena ensalada en la que no han escatimado con el atún, el queso fresco o los espárragos, crema de calabaza (no tan buena como la de el albergue alternativo) y unos spaguettis a la carbonara buenísimos, de postre natillas.

Tras la cena, colocamos el equipaje y al poco rato nos metemos en la cama.

Nota: El Albergue de Ruitelan es recomendable, no es el más moderno del camino pero está limpio y el trato es excelente por parte de sus dueños.

Se apaga la luz .Chirrian los muelles del somier.

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 10 Hospital de Orbigo – Rabanal del Camino

Hospital de Órbigo – Rabanal del Camino 40 km

Todavía nos parece mentira que nuestro despertador fuera el primero en sonar en el albergue. A las seis y media de la mañana nadie se ha levantado. No sabemos si es que tenemos los chackras energizados y en perfecta conjunción con el universo o que el vino o los hierbajos de después de la cena los ha dejado a todos totalmente relajados. Intentando hacer el menor ruido posible sacamos todas las cosas a la zona de estar para no molestar. Los demás también empiezan a ponerse en pie.

Mientras colocamos las cosas salen los dos samoanos y la americana, desayunan y se van. Primero uno de los chicos y después los otros dos, no han dicho ni pio en todo el rato y se marchan sin decir ni adiós.

Algo raro ha debido de pasar durante la noche. Nosotros hemos dormido plácidamente. No sabemos si es que a Paco le ha dado un ataque de ronquitis cervecera o es que nuestro despertador les ha traído de vuelta de los brazos de Morfeo con una buena resaca. Que lleven buen camino.

Desayunamos tranquilamente en espera de la luz del día. A las ocho de la mañana ya estamos saliendo. Seguimos las indicaciones de Mincho para  encontrar las flechas amarillas, evitando tener que dar un rodeo por el pueblo.

Tenemos dos opciones, ir por el trazado original que discurre al lado de la carretera  o a través de una zona agraria lejos del tráfico. Optamos por la segunda. Esta alternativa es más tranquila pero al principio el firme del camino no es nada amable, tiene muchas piedras grandes y sueltas, mucha gravilla y varias regueras un poco profundas .

Sin novedad llegamos a Villares de Orbigo y a Santibañez de Valdeiglesias

Después de Santibañez

A partir de la cruz con el espantapájaros hay una bajada con mucha mala intención y por obra del ser humano, con eso queremos decir que han vaciado varios camiones de piedras y los han dejado sin compactar. Menos mal que los peregrinos han hecho un sendero por el lateral izquierdo por donde podemos meter la rueda,
 
Tras superar este tramo seguimos pedaleando entre encinas y chaparros, con subes y bajas un poco incómodos.  Llegamos a una zona bastante llana que se llama la Majada de Ventura; desde lejos vemos que hay muchos peregrinos arremolinados al lado de una nave un poco ruinosa. Allí hay montado un chiringuito bastante particular y cutre. Hay a disposición de los peregrinos, café, zumos, fruta etc y un sello con su tinta para sellar. Al lado hay una caja para los donativo. Mientras poníamos el sello llegó un ciclista con alforjas y nos contó la historia del dueño de todo aquello. Es un señor de su pueblo que hizo el camino de Santiago hace unos años y se quedó enganchado, parece ser que finiquitó toda su vida  anterior y se marchó a vivir allí. Lo cierto es que no debe de irle mal aunque con lo tacaños que son los extranjero habrá días que saque lo justito.

Continuamos hasta el Crucero de Santo Toribio (antiguo obispo de Astorga obsesionado en combatir herejes) y allí nos hacemos las típicas fotos.

Astorga se divisa desde lo alto, está a unos cinco km de distancia. La primera parte de la bajada hasta San Justo de la Vega es a través de una calzada empedrada por la que suben coches hacia el mirador. Hay que bajar con prudencia por ese motivo.

Atravesamos las vías del tren y llegamos a Asturica Augusta antiguo lugar estratégico de gran importancia donde confluyen dos de las calzadas romanas más importantes, la Vía de la Plata y la Vía Trajana.

Llegamos al albergue de los amigos del camino de Santiago. Allí hay un chico que sella las credenciales en la puerta y como siempre pide la voluntad. Sellamos.

Iglesia de los padres redentoristas y capilla de la Veracruz
Plaza del ayuntamiento
Palacio Gaudi

Salimos de Astorga venciendo la tentación que nos ofrecen la infinidad de pastelerias y confiterias que hay por todas sus calles, hojaldres, mantecados, chocolates etc se muestran en los escaparates de una manera muy atractiva.

Nos esperan rectas interminables pero con buen pavimento. Llegamos a Murias de Rechivaldo y partir de aquí vamos en ligero ascenso. El camino discurre paralelo a la carretera LE-142

Nos habían recomendado desviarnos del camino para visitar Castrillo de Polvazares, pero nos equivocamos y solo pudimos verlo de lejos. 

Siempre habíamos escuchado que la subida a la Cruz de Ferro empezaba en Rabanal, pero lo cierto es que  empieza en El Ganso o como muy tarde en el cruce que hay después del pueblo, el cruce a Rabanal Viejo. A partir de ahí continuamos por carretera con dos italianos (padre e hija) y un argentino con los que venimos coincidiendo desde hace días (ellos siempre por la ctra).

La cuesta verdaderamente pica y el desnivel se nota, daba la sensación de que las ruedas se agarraban más de la cuenta al asfalto, no sabemos sé si era por la flojera del calor o porque las piernas no dan para mucho, pero lo cierto es que para quienes quieren enfrentar la cruz de Ferro sin parar en Rabanal han de tener en cuenta estos km anteriores.

Empapados en sudor entramos en Rabanal del Camino

Llegamos al albergue y en el banco de la entrada hay sentados tres peregrinos españoles que se molestan por tener que levantarse para que pudiéramos pasar con las bicis, regruñen sin sentido con la excusa “es que somos peregrinos”  “¿Y nosotros que somos? ¿alienígenas?”. El viejete  que nos recibe se contagia de la tontería de los otros tres y también gruñe por como debemos de colocar las bicis.

Isabel se da cuenta que algo pasa y deja la barra del bar para atendernos. . Enseguida toma el control. Nos trata con todo el cariño del mundo, aparcamos las bicis y la ducha.

Nos habian recomendado asistir a la misa de los monjes para escuchar sus cantos pero la siesta se alargó más de la cuenta y cuando salimos de la habitación ya no había tiempo por lo que dedicamos  pasar el resto de la tarde en la terraza y descansando junto  los peregrinos hasta la hora de la cena. Cenamos estupendamente en el albergue y nada más acabar, a la cama de nuevo.

 

Se apaga la luz. Tenemos concierto, Paco es el tenor pero hay varios cantantes haciendo los coros.

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 9 Mansilla de las Mulas – Hospital de Órbigo

Mansilla de las Mulas – Hospital de Órbigo 53 km

La crónica de este día tiene dos partes claramente diferenciadas, la primera de las horas de pedaleo y la segunda la estancía en el Albergue Verde . http://www.albergueverde.es/

Después de la kilometrada record decidimos tomarnos con un poco más de calma la etapa de hoy y Hospital de Órbigo parece una buena opción.

Nos levantamos antes de lo previsto por el soniquete de los velcros y cremalleras. Nos acordamos a los peregrinos de la tarde anterior y del que se acercó a las literas.  De la misma manera que hay un horario de luces y silencio por las noches, así debería de haberlo para las horas de salida de los albergues. Todos tenemos el mismo derecho al descanso y no me vale eso de “vete a un hotel” porque nuestra respuesta es “que se vayan ellos”.

Desayunamos fantásticamente en el bar del albergue y cuando la claridad nos dejó, nos pusimos en marcha. Hace fresquito.

El camino discurre paralelo a la N601 y aunque hay muchos peregrinos podemos progresar con bastante tranquilidad. A veces hay que circular por el arcén de la carretera y con el tráfico que tiene no es muy seguro ni para las bicis ni para los que van a pie. De esa manera llegamos a Villamoros de Mansilla y Puente Villarente.

Seguimos dirección a Arcahueja a través de una pista llana y bastante buena hasta que empieza un repechón de lo más feo y estrecho que termina en un polígono industrial, está lleno de hierbajos que ni siquiera el trajín peregrino del verano ha logrado domar. No nos extraña que haya chinches y garrapatas en algunos albergues. Desde arriba vemos que vamos paralelos a la autovía hasta llegar a una pasarela que cruzamos para poner rumbo a una de las capitales de la reconquista y del que fue todopoderoso Reino de León.

Entramos en León pero lo cierto es que no tenemos mucha idea de por donde vamos, pedaleamos por una avenida muy ancha en un carril bici de lo más cómodo. Hemos dejado de ver las flechas y preguntamos a dos viandantes que no tenían ni idea. 

 En el mismo carril bici vemos pintado un cruce. Por un lado se va al albergue de las Carvajalas . Como no vamos a las Carvajalas continuamos por el carril bici. Esperábamos ver alguna señal indicativa de la catedral o ver sus torres por algún lado, pero nada de nada. 

Seguimos por la misma avenida hasta que nos damos cuenta que estamos saliendo de la ciudad y que vamos subiendo por una carretera que nos acerca a un polígono industrial y zona de chalets adosados. Nos hemos equivocado y no tenemos ganas de deshacer camino. Lo cierto es que ni desde lo alto vemos la catedral ni el casco antiguo. La gente tiene problemas para salir de León pero nosotros lo hemos hecho  sin saber pero fácilmente, pero eso si, no hemos visto absolutamente nada ni hemos podido sellar.

Por la N 120 (había flechas en las farolas) llegamos a la Virgen del Camino sin buscar a la Virgen ni al Camino.  Fué como una aparición porque no pensábamos estar tan cerca. Tuvimos que atravesar el pueblo pedaleando  por el acerado debido al tráfico tan intenso y peligroso que llegaba desde el acceso cercano de la autovía A66. Después de un momento de dudas porque veíamos a algunos peregrinos retroceder sobre sus pasos retomamos el trazado al final del pueblo (está muy mal señalizado)  y a través de cómodos  caminitos al lado de la nacional pasamos por Valverde del Camino, Villadangos del Páramo y San Martín del Camino

A partir de aquí  la etapa es mucho más divertida por el mismo tipo de sendero al lado de la carretera  pero como ahora tiene tendencia a bajar se convierte en muy disfrutón hasta Hospital de Órbigo.

Todas las fotos hasta aquí han quedado en alguna parte perdida de la memoria del móvil porque no aparecen.

Antes de la una de la tarde nos recibe el puente del “Paso Honroso”. Impresiona cruzarlo.

Explanada donde se celebran las modernas justas

Un poco de culturilla

Cuenta la historia antigua que allá por el año xacobeo de 1434 el caballero Suero de Quiñones vivía preso de amor por la dama Leonor de Tovar. Para demostrar la intensidad de su imaginado presidio de amor se colocaba todos los jueves en el cuello un pesado aro de hierro junto a una cinta azul en la que estaba escrita su historia.  Este tipo de términos carcelarios era el que utilizaba para describir su pasión.

Con el deseo de dar muestras de su honor y valentía convenció a nueve amiguetes para que lo apoyaran en una hazaña sin precedentes ,celebrar un torneo en el que todo caballero que quisiera cruzar el puente tenía que participar obligatoriamente. Debía de romper 300 lanzas (tres por cabeza) para poder librarse del pesado yugo que le producía su amor. Si conseguía el reto recuperaría la libertad de su alma desprendiéndose  para siempre del collar con el que se autocastigaba una vez a la semana   Con tan romántico propósito se celebró durante un mes el Torneo del Paso Honroso. Sus reglas fueron las siguientes

1. Aquel caballero o gentilhombre que desee cruzar el Paso Honroso ha de batirse con Suero de Quiñones o uno de sus nueve compañeros hasta romper tres lanzas, o dejar sus armas en prenda y vadear el río a pie.
2. Se da garantía a los caballeros que acudan de que contarán con traje, armas y caballo adecuado a su honor;
3. Los participantes deben dar su nombre, títulos, procedencia y estado;
4. Los participantes no podrán elegir a su oponente; sólo sabrán a quién se han enfrentado después de romper tres lanzas;
5. La lanza que haga sangre, cuenta como una lanza rota;
6. El que sea herido en la justa no podrá participar hasta terminado el torneo;
7. Serán jueces del torneo Pero Barba y Gómez Arias de Quiñones. 
 
A pesar de no conseguir romper las 300 lanzas prometidas los jueces dieron por completado el desafío como premio al tesón y al valor de Don Suero y fue despojado del pesado aro en una ceremonia tildada como de solemne por los cronistas de la época.
 
Una vez terminado el  torneo, el caballero y sus nueve amigos peregrinaron a Santiago de Compostela llevando como ofrenda un aro de oro adornado de joyas y la cinta azul del anillo original de hierro. Aun se conservan en la catedral santiaguesa.
 
Si no se piensa en la locura me es imposible comprender esta historia. Se casó con Leonor y tuvo dos hijos.
 
Como conmemoración de aquel evento desde 1997 y en la  primera semana de junio se celebran en Hospital de Órbigo las justas medievales del Passo Honroso. Son fiestas de interés turístico regional.
Llegamos pronto al albergue. Nos recibe Asier. Nos llama la atención que lo haga descalzo pero lo justificamos pensando que no nos esperaba tan pronto y que estaría haciendo algo en el jardín. A los dos minutos de estar conversando nos damos cuenta de que debíamos de haberle interrumpido algún tipo de viaje nirvánico porque parece que tiene las neuronas flotando.
 

Guardamos las bicis y subimos a la habitación. Lo primero que  llama la atención es lo limpio que está. Es el más limpio de todos en los que nos hemos alojado en todos nuestros caminos. Las sábanas son blancas,  están impolutas y recien planchadas. Un alemás y una pareja madrileña llevan dos días alojados allí.

De pronto aparece  Mincho. Una mezcla de Jesucristo hindú, hippy y metrosexual. Mincho es mayor que nosotros, tiene el pelo canoso, largo, muy limpio y cuidado, totalmente liso, parece que se hubiera pasado la plancha del pelo. Es muy educado y nos trata con mucha amabilidad y cordialidad,es una persona especial, distinta a nosotros pero cuyo mayor afán es que estemos bien y encontremos paz, relax y felicidad en su casa. Hay que buscar el estado zen.

Nos explica el funcionamiento del albergue. Cena vegetariana a las siete y media de la tarde (horario guiri), se paga todo tras ésta. El alojamiento son diez euros y la cena es la voluntad, tenemos que valorarla nosotros mismos. El desayuno igual.

Nos indica que en una alacena tenemos a nuestra disposición varios tipos de té e infusiones. ,café soluble, leche, galletitas y alguna cosa más, agua fresca en la nevera. Todo entra dentro del precio de la litera. Además también tenemos una clase de yoga a las ocho de la mañana del día siguiente. Creo que está bastante bien.

Como sólo tenemos sucias las dos equipaciones ciclistas, las lavamos  y nos vamos al centro del pueblo en busca de una buena cervecita y algo de comer.

Entramos en el Mesón Perrona y en un principio no nos gusta mucho porque parece el típico bar de pueblo donde los vecinos van a jugar las partiditas de cartas y de dominó. Tienen un comedor al fondo. Pasamos y el lugar ya me gusta más, es una especie de patio con un parral que nos da sombra. Comimos estupendamente, así es que os lo recomendamos.

 
El símbolo del albergue es un caracol, porque su objetivo es ralentizar el paso del tiempo

Volvemos al albergue a dormir un poco de siesta.  Al rato empieza a escuchar música hindú y conversaciones en la zona de estar. 

El huerto de Mincho

Sobre las seis de la tarde nos vamos a limpiar las bicis. Entramos en un supermercado que está cerca del albergue y compramos un desengrasante.

Tenemos al lado una gasolinera con lavado manual, así es que allí dejamos relucientes a nuestras compañeras de viaje. Paco les ajusta un poco el cambio, desengrasa y engrasa las cadenas, infla las ruedas.

Justo al lado del supermercado y la gasolinera hay una tienda de chinos, Isabel decide entrar a comprar una banderita para el Evo. Llevamos vistas demasiadas banderas extranjeras, suizas, alemanas, francesas, italianas, brasileñas etc y quiere que se la reconozca como española. El 90% de los peregrinos con los que nos hemos cruzado hasta León son extranjeros sin exagerar. No van a tener la extremeña, así es que se conforma con la constitucional.

Lo que no imaginé fueron las reacciones que íbamos a encontrar en los días siguientes. Hasta que no llegamos a casa y vimos las noticias no lo entendimos.

Cuando volvemos están todos en el jardín tomándose unas copas de vino, como no nos invitaron a unirnos al grupo y nos encontramos un poco desubicados nos sentamos sólos.

Nos llama Tomás para saber la planificación del día siguiente. Se la explicamos y nos trastoca todos los planes. Pensábamos llegar a Molinaseca pero nos convence de que nos quedemos en Rabanal del Camino por lo que ya no vale todo nuestro planning posterior, hay que diseñar un nuevo camino. Lo mejor es que al día siguiente tendremos que pedalear escasos 40 km.

Suena una campanita, es la hora de la cena. Hay montadas dos mesas, una más grande y principal  para los peregrinos ( la pareja madrileña, el alemán, una americana, dos samoanos y nosotros) y otra para Mincho, Asier, la cocinera y una guiri artista que parece que vive allí también.
 
Mincho coge la guitarra y se sienta frente a nosotros. Pienso que es todo un detalle que nos ofrezca música en directo para acompañar la velada pero nos dice que antes de empezar a comer vamos a dar gracias. Empieza a tocar y la cocinera canta (una voz preciosa dicho sea de paso). Es su forma de agradecer al universo y las fuerzas cósmicas los alimentos que hay sobre la mesa.
 
Termina la especie de oración y todos empiezan a hablar en inglés y ya nos terminamos de  desubicar del todo  pero la chica americana quiere practicar español y lleva el idioma hacia sus intereses por lo que podemos participar en la conversación.
 
De primer plato nos sirven la mejor crema de calabaza que hemos comido. Es muy suave y está buenísima. De segundo hay arroz integral acompañado de un guiso de berenjena aromatizado con a saber que hierbas.  No está malo pero tampoco nos gusta especialmente y de postre un dulce típico de Samoa que ha hecho uno de los peregrinos,  es parecido a la tarta de manzana pero la base por lo que no nos emociona el paladar.
 
Algunos se quedan en la mesa tomando infusiones pero nosotros nos vamos  a terminar de arreglar las alforjas y a prepararnos para dormir.Se nos acerca Mincho y nos dice que tiene que darnos unas instrucciones para el desayuno, para salir al día siguiente y para las clases de yoga. Lo acompañamos a la terraza y allí mantenemos una misticonversación muy agradable. Agradecemos el yoga pero no vamos a relajarnos tan temprano, aunque bien pensado como estiramientos debe de ser muy bueno. Entramos de nuevo y nos pone delante un cestito de mimbre donde debemos de poner el dinero del alojamiento y la valoración de la cena. Lo que no me gusta es que se queda allí esperando a ver que es lo que dejamos aunque entendemos que debe de hacerlo por los espabilados que le dejan un euro o menos. Ponemos el importe del alojamiento y diez euros por menú. Pensamos  que está bien pagado, no había un chuletón ni nada parecido, de beber sólo agua, las cervecitas las compramos nosotros y el vino los demás peregrinos.  Lo que más le valoramos es el trato y los momentos tan agradables que hemos compartido.
 
Todos nos vamos a dormir a eso de las diez de la noche y alguien apaga la luz y cierra la puerta de la habitación. Aún no nos hemos acostumbrado a la oscuridad cuando suena de nuevo la guitarra. Suenan voces por lo bajito. La serenata es breve, debe de estar dando gracias a la luna o despidiéndose del sol… ahora reina el silencio

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 8 Frómista – Mansilla de las Mulas

ETAPA 8 FRÓMISTA – MANSILLA DE LAS MULAS

Ha llegado el día del gran reto, superar nuestro record de kilómetros. Varias veces habíamos comentado antes de salir de Badajoz que lo que más temido eran estos llanos, tantos y tantos km seguidos sin poder relajar las piernas. No nos dan miedo los puertos de montaña ni los desniveles importantes porque todos tienen la recompensa de una bajada más o menos generosa, pero es aquí donde dicen que la mente juega malas pasadas ante las rectas kilométricas de la llanura castellana.

Es la etapa más larga de todos nuestros caminos y sin embargo también es en la que menos fotos hemos hecho. El recuerdo más intenso es pedalear, pedalear y pedalear y llanos y rectas que parecen no tener fin. Como narración es la más aburrida a la que nos tenemos que enfrentar.

Nos levantamos pronto, no queda otra con el ruiderío de las bolsas de los caminantes. A las siete de la mañana el hospitalero enciende las luces y todo el que quedaba acostado tiene que levantarse. Hemos descansado bien porque no ha habido roncadores en la habitación.

Cuando entramos al restaurante empezaban a desayunar los compañeros de la cena,  nos unimos a ellos. El desayuno muy bueno, tostadas con varias cosas a elegir, bollería, zumo, etc.

Poco antes de las ocho de la mañana estamos listos para salir.

Ponemos rumbo a Carrión de los Condes. El camino discurre paralelo a la carretera P-908. En el inicio vemos a muchos peregrinos así es que pensamos que lo mejor para ellos y para nosotros es ir por la carretera. Superadas las primeras tropas de caminantes decidimos dejar el asfalto pero están arreglando el camino y la tierra no está totalmente compactada.Las ruedas se hunden y no es cómodo pedalear por allí, asi es que volvemos al arcen.  Ya no lo abandonaremos, las máquinas y los operarios están trabajando, Nos alcanzan los ciclistas catalanes, pedaleamos con ellos hasta Carrión.

 

De un tirón hemos llegado a Carrión, sólo son las nueve. Vamos estupendamente de hora. En el pueblo es día de mercadillo, así es que aprovechamos para comprar fruta en un puesto. El  hijo del dueño del chiringuito se interesa por los Evos, está pensando en comprar un carrito para su bici con el que  poder repartir los pedidos. 

Con la parada nos hemos separado de los catalanes.

Hacia Calzadilla de la Cueza por la Cañada Real leonesa.

Nos  encanta la cañada. Si la seguimos en el sentido correcto podemos llegar a Extremadura
 
Para nuestra sorpresa la pista hasta Terradillos está en muy buen estado, no es para nada pestosa, la han arreglado y lo cierto es que se pedalea estupendamente. Nos encontramos con gran número de peregrinos, tenemos que ir esquivándolos continuamente . No sabemos de donde han podido salir tantos.
 
En medio de ninguna parte han montado un chiringuito de lo más cutre con cuatro sillas. Paramos a comprar un acuarius No hay acuarius, sólo Kas naranja o Kas limón. Como es lógico clavada al monedero, pero y no le damos más importancia porque ésto es otra de las caras del camino de Santiago.
 
La etapa es de lo más cansina y más fea. Nada de sombra. Lo bueno es que vamos sumando km sin esfuerzos extras.

A las doce menos veinte estamos en Terradillos. Mi cuenta kilometros dice que llevamos 48, empezamos a pensar que quizás pueda alcanzar nuestro objetivo. Llevamos casi la mitad y queda mucho día por delante.

Seguimos pasando pueblos  sin parar.Moratinos y después a San Nicolás del Real Camino, nos despiden de Palencia. Entramos en la provincia de León.
 
A partir de San Nicolás el camino discurre paralelo a la carretera y por allí continuamos. Hay bastantes peregrinos, pensamos que son los que finalizan etapa en Sahagun. Necesitamos avanzar un poco más deprisa y nos salimos a la A 231 lo que nos permite adelantar a un montón de caminantes. Pedaleamos cinco km de asfalto y volvemos al camino de tierra justo cuando éste cruza la ctra, queremos pasar por el puente donde nos hicimos la foto en la kedada bicigrina del 2011. El puente sobre el río Valderabuey que da acceso a la ermita de la Virgen del Puente.
 
Giramos a la derecha y nos vamos detrás de dos italianos que persiguen a una chica que se había equivocado de dirección . Paco se da cuenta,  silba para que demos todos la vuelta. Así es que ella al final termina detrás de nosotros. Recuperadas las flechas amarillas llegamos al puente y ella misma nos hace una foto.

Nos despedimos y nos dice “me voy a mi mundo” se pone unos auriculares y se marcha. Serán los mundos de Yupi

 
Llegamos a Sahagún y nos vamos directos al Viatoris para saludar a Tano y para que nos ponga el sello del albergue. No está pero un empleado nos sella la credencial. Una lástima no poder quedarnos allí, el año pasado nos trató de maravilla y guardamos un recuerdo muy especial de aquel fin de semana bicigrino que compartimos.
 
Paramos en el mismo bar de copas de la kedada y nos tomamos unas cervecitas con sendas tapitas de tortilla. Descansamos un rato en los veladores viendo el trasiego de peregrinos y ciclistas con alforjas. Los Evos aparcados en la acera son foco de atención. Se nos acerca un USA interesadísimo en el carrito. Nos pide la forma de contacto con Vicente y se lleva anotada la página web.
En el Viatoris
Arco de San Benito en Sahagún
Saliendo de Sahagún

A la una y media ya estamos rumbo a Bercianos. Pedaleamos paralelos a la carretera  A231 por un caminito muy agradable que ya no dejaremos hasta el final de etapa. . Buen firme, absolutamente llano y  protegidos por la sombra de los árboles.

Ermita Nuestra señora de Perales

Sumamos kilómetros fácilmente aunque tenemos  la sensación de que El Burgo Ranero no va a aparecer nunca pero aparece.

Cuando sacamos la ropa de las alforja notamos muy mal olor como consecuencia del lavado del día anterior. No debieron de ponerle detergente y mucho menos suavizante. Nos cobró tres euros por un simple enjuagado. Como hay que volver a lavarlo todo pagamos otra lavadora.
 
Pasamos la tarde en el jardín del albergue
 
A las ocho cuando entramos en la habitación para preparar la ropa nos encontramos con que las luces están apagadas. Nos extraña pero en lugar de encenderlas bajamos a preguntar el horario de las luces. Una chica sube y las enciende.Nos ponemos a arreglar las cosas y se acerca  una extranjera  gesticulando muy molesta por la luz, le contestamos con el lenguaje universal de las señas. La señora nos enfada porque me exige lo que la mayoría de los peregrinos no hacen a las cuatro de la mañana cuando se ponen en marcha, además según las normas del albergue estamos en todo nuestro derecho. Intentamos molestar lo menos posible pero a los cinco minutos viene otra con las mismas exigencias. Somos gente de paz y ellas tienen una edad considerable , así es que no les hacemos más caso y cuando acabamos, les apagamos la luz.
 
Cenamos estupendamente en la terracita. Nos fuimos pronto a dormir. Los ronquidos cerveceros de Paco hicieron que alguien se acercara a nuestra litera, si le llega a tocar se lleva un zapatillazo con todas las de la ley. Cuando nos ha tocado aguantar a nosotros hemos pasado la noche en vela y calladitos, así es que si hoy han cambiado las tornas, que se aguanten.
 
Se apaga la luz. Paco es el protagonista de la noche

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 7 Burgos – Frómista

Burgos – Frómista 68 km

A las seis y media de la mañana suena el despertador y comienza la rutina controlada de todos los días. El cuerpo ya se ha habituado y apenas se queja.

Bajamos a la cafetería poco después de las siete. Decidimos desayunar allí. Sólo hay café con sobaos o magdalenas. Pensamos  que habíamos vuelto a fastidiar con el desayuno pero cuando vamos a pagar la camarera dice que está incluido en la habitación ¡Estupendo! Tampoco podría exigir más dado el precio de la habitación.

El hotel está situado en las afueras y como es lógico en uno de los accesos a la ciudad. Hay mucho tráfico y está amaneciendo.

 

Tenemos el Arco de San Martín  relativamente cerca del Hotel y como es a partir de ahí desde donde podemos enganchar con las flechas amarillas, nos evitamos subir a la catedral .

Pedaleamos cómodamente por el acerado hasta que cruzamos el arco y una escalera hace que tengamos que poner pie a tierra.

Llegamos al amplio y bonito paseo fluvial del río Arlanzón, el Paseo de la isla. 

 Es un tramo tranquilo donde unas veces pedaleamos por la acera y otras a través de bulevares preciosos.

Sin pérdida accedemos al puente de Malatos, en el que nos hacemos la típica foto.

Seguimos callejeando hasta que el asfalto se convierte en tierra.

Empezamos a despedirnos de Burgos con la sensación de que nos ha quedado todo por ver, ya tenemos excusa para volver.

Nada más abandonar el asfalto comprobamos que las pistas tienen buen firme. Es fácil hacer kilómetros de esa manera. Encontramos a la primera avanzadilla de peregrinos y llegamos a Tardajos.

Nos sorprende y agrada el color amarillo de los campos después de la siega, es de una cromaticidad diferente a la de nuestra tierra, es un paisaje de serena belleza, madurada por el sol pero no abrasada.

Buscar los horizontes en las colinas cercanas junto al frescor de la brisa mañanera nos produce una agradable sensación.

Hemos pasado sin parar por Rabé de las Calzadas. Llegamos a Hornillos del Camino. En la primera tienda que vemos paramos a comprar  para hacer unos bocadillos. El tendero se ofrece a sellarnos las credenciales y nos estampa su sello.
Antes de marcharnos se cae la Orbea y se rompe el espejo justo por la parte que no se puede arreglar. Es el segundo en pocos meses..
 
El tendero nos ha dicho que a unos dos km  aproximadamente hay una zona con árboles donde podemos comer y descansar tranquilos.
Empiezan a pasar los km pero no encontramos el preciado oasis, no hay ni una sola sombra que nos proteja del tímido sol que nos viene acompañando todo el día, al final paramos en medio de la nada y allí repusimos fuerzas.

El terreno no tiene mucha dificultad pero no es exáctamente llano, es un sube y baja suave  pero continuo. Hay alguna cuesta un poco más exigente pero que se supera sin problemas. Lo más reseñable hasta este momento es la subida al albergue de San Bol. Pocos metros antes nos encontramos con una cruz de Santiago. Seguimos rectos obviando el desvio al albergue

Albergue de San Bol en medio de la nada

La subida de San Bol no es dura pero hace sudar a pesar de que llevamos viento a favor funcionando como un refrigerante natural. A su término no hay bajada sino una zona de llaneo.
 
Al poco de entrar en esta zona Isabel nota algo raro.  Nunca había sentido algo parecido,  es como si el espacio que le rodea la abrazara sin apretar y el viento aligerara de alguna manera el peso que arrastra y el suyo propio.
 
Es el cuerpo y mi mente que detectan la altura, les cuesta relacionar los llanos con esta altitud. Los que vivan en llano quizás hayan tenido alguna vez esta extraña percepción. Los sensores naturales no relacionan los llanos con los 900 metros de altitud que marca el gps.
 
 Y así, sin avisar, casi sin darnos cuenta,  tras una suave bajada, agazapada en el paisaje, aparece Hontanás

 No sabemos de que corremos pero lo cierto es que a pesar de que Hontanás nos pareció un pueblo bonito decidimos no parar.

La tendencia del terreno ha cambiado, la bajada es amable, nada agresiva. Nos permite disfrutar de cada pedalada y del paisaje.

Durante unos dos km aproximadamente avanzamos por camino para desembocar en una carreterita estrecha. Es la BU-P-4013

 
 

La carretera es un regalo en si misma  y además tiene guardada la sorpresa del día escondida tras una curva, las ruinas del convento de San Antón, antiguo hospital de peregrinos.

Descubrirlo fue como recibir un premio. A pesar de estar casi destruido ha sido el lugar que más nos ha impactado del camino, ni las majestuosas catedrales ni los monumentos más antiguos. 

Llegas y lo ves roto, a la espera de todo y de nada, frágil pero vivo. Con una sóla mirada reduces y comprendes su historia.

Como curiosidad os contamos que el emblema del monasterio es la Cruz de Tau. Aparece en sus muros y ventanas. Hay varias versiones sobre su origen y su antiguo uso pero lo que si está comprobado es que fue elegido como símbolo por los antiguos monjes antonianos (de San Antonio Abad) que  regían el monasterio. Hay quienes argumentan que San Francisco de Asís la tomó para su causa cuando haciendo peregrinaje a Santiago, visitó el monasterio. También fue usada en las cruzadas por los todopoderosos templarios como signo identificativo de su  fé

 Flanqueados por fresnos llegamos a Castrojeriz

Iglesia de San Juan

Las flechas nos dan un largo paseo por todo el casco histórico, encontramos varias calles cortadas por obras y muchas casas en rehabilitación, aquí la construcción no está en crisis. Realmente es un pueblo precioso con muchas casas blasonadas y que merece una visita tranquila pero a nosotros parece que nos han puesto un cohete desde que entramos en Castilla y únicamente paramos a rellenar los botes de agua, no sabemos de donde nos salen las prisas.
 
Desde Castrojeriz divisamos al llamado Teso de Mostelares y nos hacemos una primera idea de su dificultad.  Bajamos hasta un puente de madera que nos permite cruzar el río Odrilla. Hay señalizado un desvío para bicicletas pero como vamos envalentonados y elegimos ir  por donde los caminantes.

Hay que  tomárselo con calma porque es una de esas ocasiones en las que el viento se para de una manera misteriosa cuando más lo necesitas. El fresquito se ha convertido en una calor insoportable y el sol quema en los brazos. Vamos dejando charquitos de sudor cada vez que paramos.

Subimos cada uno a nuestro ritmo y como podemos. Isabel se baja de la bici en el lugar menos aconsejable cuando se va un poco apurado.

José acabó con sus días terrenales en ese mismo lugar y hay un monolito en su recuerdo. BUEN CAMINO , allá donde estés

La subida se hace dura incluso para los caminantes.

Hay un tramo final que no se ve hasta que das una curva que te acaba de fundir del todo.
 
Arriba nos encontramos  varios peregrinos descansando en una zona habilitada para ello.
 
Allí por fin corre de nuevo el aire, nos hidratamos y una vez recuperado el aliento iniciamos la bajada.
Cuando te asomas para ver la bajada contemplas como el camino rompe la monotonía de los eriales. Es como una arteria por donde fluye la vida.
 
Estamos en el mejor mirador de  la tierra de los palomares, frente a la comarca de “Tierra de Campos” también conocida como el granero de España
 
Los primeros metros tienen bastante pendiente y es lo que la hace peligrosa además el Evo empuja. Los frenos chirrían todo lo que quieren y más. Huelen a quemado
Nos encanta la bajada, es muy disfrutona, el camino es complaciente y nos permite coger relativa velocidad. De no haber peregrinos hubiera sido mucho más vertiginosa, pero por seguridad hay que frenar cuando nos acercamos a ellos para que no se asusten y se nos crucen.
 
Llegamos al albergue de San Nicolas y paramos a sellar.  Esta antigua parroquia hoy es un albergue gestionado por una congregación italiana que se encargó de su reconstrucción.  Su sobriedad es la base de su belleza. Invita al recogimiento.

Continuamos bajando hasta llegar al Río Pisuerga ( el mismo que pasa por Valladolid ), lo atravesamos por el Puente Fitero o de la Mula. Acabamos de abandonar Burgos y entramos en Palencia. El primer pueblo palentino, Itero de la Vega, lo pasamos sin parar.

Llegamos a Boadilla del Camino, lugar peregrino sin dudas, pero que nosotros decidimos pasar sin parar.
 
El Canal de Castilla siempre nos ha llamado la atención por ser una obra hidráulica de gran calibre para los tiempos en los que se ejecutó. Nada más verlo, el paisaje cambia por completo, la sombra nos protege y el agua ha bajado la temperatura, disfrutamos de un paseo muy agradable.
Llegamos a las 14.45, no está mal para nosotros, hemos conseguido el objetivo de dormir siesta en el albergue. Tenemos reserva en La Estrella del Camino  www.albergueestrelladelcamino.com  
 
Nos gusta el albergue, está muy limpio y su decoración está cuidada. Es como una casita rural. Lo que no nos gusta es que el baño es compartido, en algunas puertas si que diferencian el género pero todo está dentro de la misma zona. No me parece una buena idea compartir duchas y retretes.
 
Guardamos las bicis en un garaje, nos duchamos y nos vamos rápido hacia el restaurante que nos ha recomendado el dueño. Lo primero que hacemos es tomarnos unas jarritas de cerveza para premiarnos el esfuerzo y después pedimos el menú de la casa. Bastante bien, comida abundante y rica.
 
No nos apetecía mucho pasear por el pueblo  así es que pasamos la tarde en el albergue, descansando y pendientes de la ropa ya que por primera vez hemos pedido que nos pongan una lavadora.
 
Hay un jardín donde se está estupendamente. Allí planeamos nuestro gran reto, llegar a Mansilla de las Mulas en la siguiente etapa, sobre el papel son sobre 100  km.
 
En la cena nos colocaron junto a otros ciclistas catalanes. Fuimos los últimos en ponernos en la mesa (todos) y los últimos en salir del restaurante. Fue una velada agradable compartiendo anécdotas camineras y los proyectos del día siguiente. El más joven quería pasar la barrera de los cien km ya que nunca lo había hecho.
 
El hospitalero nos cuenta que en el albergue de Boadilla se han ido al otro mundo cuatro peregrinos en los últimos años, fue un comentario dentro del contexto de la conversación pero que a nosotros nos ha hecho borrar dicho albergue de posibles futuribles. Sólo de pensar que alguien ha podido morirse en la litera en la que dormimos  nos pone los pelos como escarpias. Nos deseamos todos buenas noches y cada mochuelo a su litera.
 
 

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 6 – Santo Domingo de la Calzada – Burgos

Santo Domingo de la Calzada – Burgos 80 km

Una vez terminada la etapa de ayer nos encontramos sincronizados con el Camino y con nosotros mismos, hemos hallado el equilibrio que nos hará llegar a Santiago. Para ello decidimos rediseñar el planteamiento inicial de etapas que traíamos de casa. El primer objetivo es llegar a Burgos.

Y con las primeras luces salimos por el puente sobre el Río Oja. Está reconstruido sobre el que allá por el siglo XI construyó Santo Domingo para facilitar el paso de los peregrinos.  También ha sido escenario de asombrosos prodigios.

Cuentan que un peregrino que dormía a la entrada del puente murió atropellado por un carro  lleno de piedras al que se le habían espantado las bestias que lo arrastraban. Por intercesión de Santo Domingo, volvió a la vida.  En el mes de mayo se celebra la procesión de la rueda en conmemoracíón de la milagrosa resurrección

A este milagro yo le vemos un problema de  derechos de autor y es que “la intercesión” de la que hablan de Domingo sólo fue rezar como un loco para que el malogrado dormilón volviera a la vida (mucho y muy intensamente tuvo que orar) pero ¿A qué Santo le rezaba o fue a su jefe directamente? Habida cuenta de la existencia de una segunda entidad en discordia a la que se le pedía un milagro creo que las dudas están justificadas, el milagro es la resurrección no la intercesión de “Domingo” Por otro lado ¿Qué hacía durmiendo el señor a la entrada del puente con la maravillosa ribera que tiene el río Oja?

Puente sobre río Oja

Nada más pisar tierra nos encontramos con gran número de peregrinos. El camino tiene buen firme, es una pista agrícola que discurre al lado de la autovía A-12 y la N-120 durante varios kilómetros por la que vemos a bastantes ciclistas con alforjas.

Con toda tranquilidad llegamos a Grañón, último pueblo riojano. por donde pasamos sin parar.

La entrada a tierras burgalesas se hace por el mismo tipo de pistas agrícolas, se rueda bien por las veredas que dejan los caminantes. No tiene pendientes relevantes. La entrada a tierras burgalesas se hace por el mismo tipo de pistas agrícolas, se rueda bien por las veredas que dejan los caminantes. No tiene pendientes relevantes.

Llegamos a Redecillas del Camino. Paco conversa en la oficina de turismo con estos chicos que hacen el camino en silla de ruedas. Nos despedimos y reiniciamos la marcha a Castildelgado

Entrada a Castildelgado

Seguimos hasta Viloria de Rioja ( pueblo natal de Santo Domingo de la Calzada) por una pista paralela a la carretera. Vamos tranquilos, el batallón de peregrinos ha quedado atrás.

Dicen que en su iglesia se guarda la pila bautismal del Santo, pero no nos merece la pena parar sólo para eso, asi es que lo único que hacemos es parar a beber, una foto y nada más.

Como vamos bien y no queremos que el calor nos sofoque más de la cuenta en las horas centrales del día, nos dedicamos a pedalear pasando por los pueblos sin detenernos a menos que tengamos que coger agua.

De Viloria hasta Villamayor del Río primero avanzamos por una carretera local para después tomar una pista paralela a la nacional. Pasamos Villamayor y por la misma pista llegaremos a Belorado.De este tramo no tenemos fotos.

En Belorado volvemos a coincidir con una pareja que tambien va en bici con la que llevamos encontrándonos desde antes de Nájera.

Entramos en la iglesia de Santa María para intentar sellar pero en lugar de un sello nos llevamos la grata sorpresa de descubrir una iglesia llena de pequeños tesoros.

Subimos hacia una carretera, la cruzamos y bajamos hasta el río Tirón donde hay una pasarela de madera.

Cómodamente llegamos a Tosantos y después a Villambistia.

Paramos en un área de recreo más que de descanso porque tenía barbacoas. Comentamos con varios peregrinos los problemas de plazas en los albergues. Hemos visto tantos caminantes durante la jornada que no nos fiamos de que el albergue de Burgos a pesar de tener 150 plazas esté completo a las horas que lleguemos.

Decidimos buscar alojamiento desde allí mismo y para ello Tomás Bicigrino que nos ha encontrado una habitación en el Hostal Francisco Salinas . Aprovechamos para descansar entre llamada y llamada .

Nos hace ilusión saber que estamos en la comarca de  Montes de Oca ; tierras de magia, alquimia y misterio, de las que se han escrito tantas novelas y se han narrado tantas leyendas.

Subiendo llegamos a Espinosa el Camino y a Villafranca Montes de Oca. En Villafranca paramos a comprar agua y acuarius. Hacemos fotos, pero han desaparecido.

La sorpresa es que la subida empieza en el mismo pueblo,  junto a una pared entramos en una vereda estrecha y no ciclable. Empujamos los dos.  Pasado el inicio podemos pedalear pero a veces el terreno se complica, el tramo más duro está en el primer kilómetro y medio, hasta la fuente de Mojapan.

No había más opción que empujar las bicicletas. Lo pasamos un poco mal pero al menos había sombra.

Llegamos a un irador de preciosas vistas

Recuperamos el aliento y continuamos hasta la fuente de Mojapan cuya agua no es potable. Algun gracioso ha tachado el no potable y ha escrito que si lo es. Seguro que algún incauto termina con diarrea.

Allí hay varios peregrinos descansando. Nos llama la atención una de ellos, parece que viene de jugar un partido de tenis. Con su chandal. su gorra, sus zapatillas y además llevaba puestas varias pulseras, anillos, cadenas, todo de oro. En los tiempos antiguos le hubieran hubiera sido una víctima más que golosa puesto que estas sierras eran la guarida de multiples ladrones que asaltaban a los peregrinos. En lugar de mochila llevaba una maleta pequeña de las que se le puede poner un acople para llevarla sobre los hombros. Si no lo vemos, no lo creemos.

Seguimos subiendo pero el desnivel ha suavizado. Vamos entre sombra por un camino precioso en el que a pesar del esfuerzo y el sudor disfrutamos bastante.

Nos ha encantado la subida, ha sido preciosa, sobre todo un tramo de llaneo en el que el bosque se convierte en protector y deja de exigirte el máximo esfuerzo, puedes recuperar y todo se modera.

Paco bajando
Isabel subiendo

Con la emoción de la bajada no hacemos más fotos. La dividimos en dos tramos, el primero que se hace a través de un cortafuego (hay un senderito con sombra al lado de los árboles creado por los peregrinos, pero preferimos ir a las bravas ya que se pedalea bien y más deprisa ) y el segundo que discurre a través de un camino. Ninguno de los dos es cómodo para nosotros, las horquillas de las bicis no están para muchas fiestas pero para quien tenga una buena amortiguación es una pasada. Las cervicales sufren bastante. Llegamos a San Juan de Ortega (ya hemos visitado a los tres amiguetes, San Veremundo, Santo Domingo y San Juan).

Paramos a sellar en el monasterio y coger agua en una fuente. Nuestros Evos causan expectación entre el gran número de peregrinos que se arremolinan allí y gustosamente les explicamos las grandes cualidades de tan singular y efectivo invento mientras esperamos en la fuente.

Paramos a sellar en el monasterio y coger agua en una fuente. Nuestros Evos causan expectación entre el gran número de peregrinos que se arremolinan allí y gustosamente les explicamos las grandes cualidades de tan singular y efectivo invento mientras esperamos en la fuente.

Una vez cubiertas las necesidades líquidas ponemos rumbo a Agés. Seguimos bajando

Decidimos hacer parada de avituallamiento en Agés.

Nos gustó Agés, habría sido un sitio perfecto para pernoctar. Hicimos un montón de fotos que también se han quedado en el camino porque no aparecen.

Son ya las tres de la tarde cuando nos marchamos a Atapuerca. No hay nada divertido ni bonito. Una carretera que te lleva al pueblo de los huesos.

Siempre habíamos leído o escuchado “la subida de Atapuerca tiene lo suyo” o algo parecido pero cuando hay que afrontar su tramo final te acuerdas de los caprichosos trazadores de la ruta por la malas decisiones que tomaron para marcar el camino por aquella parte.

No es que sea inciclable para nosotros y para muchos, es que incluso para los peregrinos es peligroso por el riesgo de torceduras o esguinces. Ya podían haber pintado por otro lado.

Cuando empezamos a subir nos alcanzan dos chicos con los que estuvimos charlando en Agés.

Al principio hay una vereda por la que puedes ir avanzando poco a poco en medio de aquel pedregal, más adelante la cosa se complica.

Una vez todos arriba llega el momento de las fotos. Paco les hace algunas a los compis de subida y les pide que nos hagan una a los dos juntos pero salen pitando y nos dejan con la cámara en la mano . Pues Buen Camino lleven.

Cuando llegamos a la cruz esperábamos ver algo allí arriba digno de admiración, algo bonito que diera merecimientos al pedregal, pero lo que encontramos es más de lo mismo, un secarral deprimente.

Iniciamos la bajada. No tenemos muchos recuerdos de ella y ninguna foto que los refresquen, sólo sé que llegamos a Villalbal y a partir de ahí todo es asfalto.

Entramos en la zona del polÍgono industrial, demasiado larga, demasiado tediosa. Nos subimos al acerado de la parte izquierda, donde están pintadas las flechas y conseguimos pasarlo sin problemas con el tráfico. Lo cierto es que aburre muchísimo pedalear por esa zona y Burgos se hace de rogar. Cuando por fin vemos el cartel de entrada, no no lo podemos creer!!!

Continuamos pedaleando por la acera hasta que conseguimos llegar al albergue. Allí nos dicen que está completo. Nos alegramos de haber reservado en el hostal.

Albergue

Nos han dicho que está a unos 15 minutos andando desde la catedral. Con la ayuda del hospitalero (muy amable y servicial ) conseguimos encontrarlo sin problemas. Además vamos cuesta abajo y a estas alturas de la jornada ya se agradece.

La chica que nos recibe en el Hostal nos dice que no tiene constancia de nuestra reserva pero cree en nuestra palabra y nos da las llaves. Las bicis quedan guardadas en la cafetería, los Evos como viene siendo habitual duermen con nosotros.

La habitación es sencilla y está limpia. Además el edificio tiene pocos años. La única pega es que está a las afueras de la ciudad.

Nos duchamos, descansamos un poco las piernas y nos marchamos. Medimos 20 minutos andando deprisita. Damos una vuelta por el centro. La catedral ya está cerrada así es que nos quedamos sin verla.

La grandiosidad de la catedral y todo lo que le rodea es abrumador para la vista, los ojos no son capaces de abarcar tanta magnificencia. Impresiona tener tantos siglos de historia frente a nosotros.

No nos gustan este tipo de restauraciones que dejan a los monumentos como recién construidos, es como si de alguna manera los desvistieran o les quitaran una capa de piel donde está escrito parte de su pasado.

Buscamos donde tomarnos una cervecita. Nos sentamos en un velador y disfrutamos recordando los detalles de la etapa, dura pero muy divertida. Cenamos en la Taberna Maneli justo al lado del albergue http://www.manelitabernaurbana.es/ Comimos una morcilla de Burgos que todavía recordamos en el paladar. Un trato familiar y muy amable por parte del camarero. Os recomendamos el sitio aunque sólo sea para tomar una tapa. Presentando la credencial nos hacen euro y medio de descuento en el menú.

Paseando nos volvemos al hotel. Burgos parece recogerse en si misma, hay poca gente en la calle.

Se apaga la luz. El esfuerzo a merecido la pena

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es

Etapa 5 – Viana – Sto Domingo de la Calzada

Viana - Santo Domingo de la Calzada 63 km

iana ha marcado un antes y un después. La que fue nombrada “Muy Noble y Leal Ciudad de Viana Cabeza de Principado del antiguo reino de Navarra” ha dejado huella en nosotros.

Sus calles, sus monumentos, sus casas blasonadas, su alegria, sus fiestas y todo un conjunto de emociones bien dosificadas han conseguido convencernos que merece la pena seguir adelante y sacarnos de la cabeza las ideas del abandono. Hemos recibido el abrazo invisible de sus gentes y una caricia del camino en nuestros ánimos.

Como suele ser normal cuando se cambia la litera de un albergue por la cama de una pensión, hemos dormido y descansado bien. A las siete y media de la mañana ya estamos saliendo rumbo a Santo Domingo de la Calzada, donde también hemos reservado plaza en un Hostal.

Nos paseamos por una Viana que con las primeras claras del día aún permanece semidormida, siempre es un placer pedalear por las calles de los pueblos a estas horas; sobre los suelos enlosados la luz y el olor siempre son diferentes, es un último regalo de despedida con el que hay que deleitarse recogidos dentro de su silencio.

Salimos volviendo la vista atrás. Sabemos que nos llevamos algo pero que también quedamos parte de nosotros.

Logroño al fondo

Los escasos 10 km hasta Logroño los hacemos bastante rápido, hay muchos tramos en bajada y algún repecho pero sin demasiada importancia. Se agradece el fresquito.

Yendo por estas pistas asfaltadas tuvimos un punto de controversia entre las flechas amarillas y el track del gps, cada uno marca a un lado diferente, así es que paramos y una vez situados decidimos no hacer caso a la tecnologia  por aquello de “en caso de duda, sigue la flecha”.

Pasamos por Logroño sin pena ni gloria, hasta tal punto que no hicimos ni una sola foto. Paramos a desayunar en el primer sitio que vimos abierto justo enfrente del Parlamento de la Rioja y arreando que las piernas se están enfriando.

Salimos de la ciudad por un area recreativa y deportiva. Recuerdo un tramo flanqueado de cipreses y con muchísima gente dando el paseo matinal. Me pareció la ruta del colesterol logroñesa ;o)) Tenemos que ir esquivando peregrinos y vecinos.

Llegamos al embalse de la Grajera e hicimos las típicas fotos, en el muro apostados había gran número de peregrinos,  tuvimos que esperar al menos diez minutos para que ninguno saliera en la foto.

Embalse de la Grajera

Pasamos por el parque de La Grajera y sorteamos a todos los peregrinos que andaban por allí desperdigados. Hay que pasar cuanto antes a la cuadrilla mochililla porque nos espera un alto del mismo nombre que el parque.

El paisaje sigue vestido de viñedo y tramos de tierra y de pistas asfaltadas.

Nos llama la atención este cartel en el que se anuncia el Centro de BTT de Moncalvillo. Es una iniciativa turistica muy interesante porque propone conocer la comarca en bici a través de 20 rutas que están señalizadas y con diferentes niveles de dureza para que sean accesibles a todo el mundo

 La valla tiene las típicas cruces de madera dejadas por lo peregrinos

Bajamos a Navarrete entre cepas bastante divertidos y aunque consideramos que es un pueblo interesante de ver, lo dejamos para otra ocasión. Lo mismo pasa con Ventosa, que como el camino te da la opción de seguir sin entrar al pueblo, pues para adelante que seguimos.

Ventosa se presenta mediante este cartel y fue lo único que vimos de ella porque  está colocado justo debajo de la red de alta tensión, oímos chasquear la electricidad y pasamos rápido porque nos empezó a doler la cabeza debajo de aquellos cables. Menos mal que fue momentaneo

Navarrete al fondo

Cartel de Ventosa

A partir de Ventosa empieza la subida al Alto de San Antón, tiene algunos tramos técnicos, que dependiendo de la habilidad de cada uno habrá que empujar o no.

Pasado el alto bajamos rápido a Nájera donde paramos a comer.

Al salir de Nájera hay que subir un par de cuestas pero sin mucha relevancia pero que tienes que sudar.

Dejamos atrás Azofra sin parar. Habíamos oído hablar mucho de la recta  de Terradillos de los Templarios, pero nadie nos había avisado de que lo que nos íbamos a encontrar entre Azofra y Cirueña.

Lo recordamos como el peor, el más pestoso y más cansino de todos los caminos por los que hemos pedaleado en nuestra corta historia  bicicletera. Además tiene un final apoteósico donde te regala dos repechos que te quedan sin fuerza.

Hay muchas rectas, el suelo es de esos que si no tienes una buena amortiguación te deja el cuerpo mayugado. Tiene una ligerísima tendencia a subir durante todo el trayecto ( más de 18 km aunque las guías dicen que 15) pero que se cabrea de una manera bestial al final. En un punto en concreto solo en 400 metros se salva un desnivel de 90 metros de altitud.

Aunque al salir de Azofra teníamos todos los botes llenos de agua, a estas alturas ya tenemos que ir racionándola.  Cada uno avanzamos como podemos.

Por arte de magia, en medio de aquel erial aparece un área de descanso estratégicamente colocada tras la rampa más fuerte de todas . Es de nueva construcción por lo que los árboles no dan sombra. Encontrar aquella fuente fue como encontrar el maná.

Allí encontramos aun matrimonio de franceses bastante mayores y sofocados.

Nos hidratamos y continuamos marcha hasta el Club de Golf. Allí entramos en lo que hemos denominado ” urbanización fantasma” hay edificios enteros y promociones de chalets adosados completas con el cartel de se vende y no precisamente por la promotora o constructora. Calculamos siendo generosos, el 70% de las viviendas están vacías.

Feo paisaje por la derecha

Feo paisaje por la izquierda

Salvada la urbanización fantasma encontramos la bajada a la ciudad de los milagros, Santo Domingo de la Calzada y a toda velocidad para abajo.

El lugar elegido es la Pensión Miguel  http://pensionmiguel.com/index.html Totalmente recomendable, está muy limpio, buena cama y muy buen trato. Nos dieron las llaves de la habitación en la cafeteria de la pensión, nos recibió una empleada extranjera con un grado de ineptitud supino que hizo que subiéramos las bicis a la habitación aunque el jefe tiene un sitio reservado para ello. La chica andaba en bavia porque más tarde el dueño, muy amable nos pidió perdón y nos dijo que la empleada se había equivocado, para corregir el error nos invitó a unas cervecitas y mantuvimos una entretenida y alegre charleta con él.

Nos duchamos, descansamos un rato y nos vamos a ver a los pollos catedralicios. En plural porque hay dos. El dicho es “Santo Domingo de la Calzada donde cantó la gallina después de asada” pero es que están haciendo de menos al pobre gallo que también estaba en la mesa el día del famoso milagro.

Cuento el milagro para aquellos que me lean y sean neófitos en el camino de Santiago o que no sepan de donde proviene tal frase.

Allá por los tiempos de la edad media, una familia alemana peregrinaba a pie hacia Santiago de Compostela e hicieron parada y fonda en Santo Domingo de la Calzada. Una de las mozas que trabajaba en el lugar sintió la llamada irrefenable del amor por el hijo de la familia germana. Tan fuerte fue el enamoramiento que se lo hizo saber siendo rechazada por éste. Ella, resentida, rencorosa y vengativa tuvo la maldad de coger un vaso de plata y esconderlo en el equipaje del chico. Nada más salir por la puerta, lo acusó de ladrón. Fué detenido y ahorcado. 

Los padres después de tan desgraciada y luctuosa experiencia continuaron su peregrinación y al regreso encontraron que sostenido y protegido por Santo Domingo, su hijo continuaba vivo en la horca. Rápidamente  fueron a buscar al juez del pueblo para darle las noticias. El señor en aquellos momentos estaba cenando y en su mesa había asados un gallo y una estupenda gallina. Como no podía dar crédito a lo que estaba escuchando y con mucho cachondeito proclamó irónicamente la famosa frase “Esta historia es tan verdadera como que este gallo y esta gallina van a levantarse del plato y cantar” .. pero lo que no se esperaba es que los animalitos lo hicieran.

Dicen que hay un milagro, pues nosotros vemos cuatro. El primero es que una persona no se muera después de ahorcarla, el segundo es que un santo (que se supone que está a la verita de Dios) lo esté sosteniendo. El tercero es que resuciten las aves y el cuarto que cante la gallina (que se sepa no cantan, cacarean).

Después de este paréntesis histórico- místico seguimos.

Vemos los pollos y con la escasa luz natural que hay dentro de la catedral podemos hacer sólo unas cuantas fotos, el retablo del altar es espectacular.

Hace buena tarde así es que nos damos un paseo cortito y después vamos a cenar a un restaurante italiano que hay en una especie de bulevar lleno de veladores en la calle Juan Carlos I, justo enfrente de la pensión. Cenamos pasta, nos reímos un montón con nuestras tonterías y todo perfecto. Ya estamos listos para irnos a dormir

El gallo y la gallina

Restaurante donde cenamos

lallamadadelviento@lallamadadelviento.es