En todos los viajes aprendemos cosas y en el último aprendimos que si nuestro corazón nos dice que sigamos adelante con la ruta que nos hemos marcado, aunque oigamos los consejos de la gente del lugar, es mejor no cambiar los planes siempre que las condiciones meteorológicas sean favorables porque nadie mejor que nosotros sabe de nuestra forma física, de nuestra fuerza mental o de si el Evo pasa bien o hay que desmontar las alforjas para acceder a un lugar. No pasa nada por intentarlo, viajar con el equipaje en la bici fuera del asfalto es adaptarse a las circunstancias y afrontar las dificultades cuando se presentan para no descafeinar la aventura. No es hacer el loco, porque lo único que se puede perder es el tiempo, gastar fuerzas y desandar camino dando la vuelta.
Por ese motivo volvemos a Asturias, para completar el círculo que quedó abierto, un viaje inconcluso. Sentíamos que el eje principal desde el que planificamos todo el itinerario había sido movido de una manera injusta.
Y es que hubo dos tramos del Camino de Covadonga que nos recomendaron saltarnos dada su dificultad para pedalear. Nos hablaron de rampas mucho más fuertes de las que habíamos hecho, de paredes insuperables encima de la bici etc y tomamos la equivocada decisión de ir por alternativas más benévolas. Así es que pedaleamos por la carretera, no pudiendo sufrir o reir con sus trampas ni disfrutar de los paisajes que sólo se pueden ver desde dentro de los bosques o del monte.
Ha sido un viaje corto en km pero intenso en emociones. En Asturias siempre nos sentimos como en casa, pero esta ocasión ha sido diferente porque todas las maravillosas personas que hemos conocido nos han hecho sentir parte de los suyos, de sus pueblos, de su vida cotidiana.
Elegimos como inicio y final de la ruta, Llames de Parrés, en la casa de Esther y Gaspar http://www.laposadadelaventa.com
La casa tiene más de seiscientos años y era el lugar donde se alojaba Jovellanos cuando visitaba la zona ya que pertenecía a su hermana. Está anexa a una antigua venta que en su día fue parada y posta de diligencias, la cual en su interior conserva un escenario de teatro con más de cien años en perfecto estado de conservación y que no ha sido modificado. También ejercía como chigre . Un chigre es un lugar de tertulias y reunión de los vecinos donde también se vende sidra.
Llamés de Parrés es un pueblo pequeño y tranquilo, de gentes sencillas y amables con una población que ronda los cien habitantes. Situado en alto, se puede disfrutar de toda la calma que la naturaleza te proporciona y de unas vistas relajantes de las sierras que lo rodean.