Villaviciosa – Llames de Parrés

Hoy también hemos madrugado a pesar de tener una etapa corta. Volvemos al punto de partida, Llames de Parrés.

Como Villaviciosa es pueblo peregrino, mientras que buscamos un bar para desayunar nos encontramos a varios caminantes con sus mochilas a cuestas.

Hoy pedalearemos por los concejos de Villaviciosa, Piloña y Parres.

Salimos por la carretera AS-225 .

En Amandi a poco más de un km, el Camino de Covadonga se separa del Camino del Norte. Dada de la escasez de peregrinaje hacia la Santina, no volveremos a encontrarnos con nadie más. La bifurcación está en la capilla de San Juan .

Acceso a la finca privada ” La Vega”

El camino no es el que se ve detrás sino otro pedregoso que está a la izquierda.

Desde el inicio nos adentramos en plena naturaleza compartiendo itinerario con la ruta de los Molinos del Profundu durante unos cientos de metros.

Ni siquiera se nos han calentado los músculos y ya sabemos que tenemos que empujar, pero es curioso como la memoria graba los recuerdos porque todo el tramo de la ribera del arroyo de Puente Coro se nos hace mucho más corto, lo mismo que la subida a Coro que además se nos hace menos empinada (este año está más limpia de matojos). Mucho tiene que ver la forma física

Este lugar se llama Malpasu y es una zona donde el agua entra libre al camino.

 

La ladera del monte Sama se sube por un sendero flanqueado de árboles y con multitud de raices que dificultan el ascenso. Este empinado tramo termina en un camino más amable y ciclable.

Paramos a descansar cinco minutos y hacemos esta foto en el mismo lugar del año pasado

 

Ahora vamos por un falso llano y podemos pedalear agusto. El camino nos saca a una pista cementada con fuerte pendiente. La foto es del final. Justo donde se ve la valla electrificada hay un cartel que te desvía a la izquierda.

Giramos y vuelta a empujar por una especie de tunel verde lleno de zarzas, ortigas, bastante resbaladizo y con una pendiente considerable al final, eso si, la temperatura baja con la humedad.

Nos lleva directamente a Cuetobaxo y a la carretera AS-332 que sube a Breceña y a Sietes (El famoso pueblo de Windows).

No se aprecia pero es cuesta arriba

Llegamos a Sietes y buscamos algún bar que esté abierto, pero por las mañanas en temporada baja y dia laboral es complicado. Lo encontramos en Anayo, el pueblo más alto de la ruta. Como la experiencia es un grado y no sabíamos si estaría cerrado, antes de llegar decidimos parar en ésta ya conocida fuente para nosotros porque será la segunda vez que nos refresquemos en ella.

En Anayo cogeremos la AS 258 y a poco más de medio km nos apeamos del asfalto y entramos en una de las zonas que más nos impactó el año pasado. Algunas bajadas están cementadas pero otras tienen mucha piedra y gravilla suelta. Realmente dan miedo porque las bicicletas se ponen locas. La precaución hace que guardemos las cámaras y no hagamos fotos hasta llegar a un rincón del camino que el año pasado nos emocionó de una manera sorpresiva.

Durante unos minutos nos relajamos y disfrutamos del paisaje. Quizás no volvamos nunca más a este lugar y por eso queremos retenerlo en la memoria . Es una panorámica del valle del Piloña, los Picos y el Sueve.

No hay fotografia ni video que le haga justicia porque no se aprecia bien la altura de las montañas que tenemos enfrente. Es un momento para disfrutar.

Salimos del camino a la carretera AS258 que nos lleva  a Borines, un trayecto que disfrutamos muchísimo porque se convierte en un paseo lleno de canciones y risas donde la sombra nos protege.

Poco después salimos a la AS 259  para llegar a Miyares. Aquí tenemos recuerdos un poco encontrados porque en 2014 paramos en el Bar Pili y mientras nos tomábamos unas cervecitas con su correspondiente ración de queso manchego (no había otro) entablamos una agradable conversación con la señora Pilar y un vecino del pueblo. Nos dijeron que no siguiéramos el trazado original del Camín porque era muy trabajoso, muy cuesta arriba y complicado. Tan mal nos lo pintaron que decidimos hacerles caso y bajar hasta la N634 para pedalear comodamente bajando o llaneando hasta nuestro destino de aquel día, Cangas de Onís.

Lo cierto es que nunca una decisión ha pesado tanto en nuestras cabezas (y por eso volvemos unos meses después) porque influenciados por sus palabras nos pusimos límites donde quizás no existieran y dudamos de nuestras capacidades. No hay cosa peor que dar por imposible lo que ni siquiera se ha intentado.

Pretendíamos parar a saludar porque Pilar forma parte de nuestros recuerdos y por lo bien que nos trató pero estaba cerrado.

En este horreo está el desvío que buscamos dirección a La Goleta por un camino vecinal asfaltado que desemboca en la PI-11.

El trayecto es un continuo sube y baja salpicado de pequeñas aldeas. Ni rastro de las complicaciones que nos habían contado.

Ahora nos damos cuenta del gran error que cometimos porque nos perdimos unos paisajes preciosos, una paz y una tranquilidad que la ctra nacional se llevó.

Aquí todo fluye más lento. Nos alegramos de haber vuelto para buscar los tramos perdidos de un Camín a Cuadonga que casi podemos decir que también es nuestro Camín. Empieza a cerrarse el círculo abierto.

La PI -11 nos lleva hasta La Goleta,La Trapa, La Estrada, La Ferrera.

Tras La Ferrera cruzamos el río Cua. Pasamos al lado del circuito de cars de Soto de Dueñas

Atravesamos la N634 por este paso (foto de street wiew) que nos aleja del tráfico para llegar a Casas del Puente y a cruzar el Río Piloña.

Tras cruzar el río nos toca cruzar las vías del tren a las bravas, sin paso a nivel ni control (hicimos fotos pero se han escondido porque no las encontramos).

Tenemos que pedalear por una vereda estrecha y de hierba seca bastante garrapatosa que unos pocos metros después va a parar a lo que hemos aprendido que es una caleya (camino vecinal en mal estado) con piedra caliza suelta y cuesta arriba hasta Villar de Huergo . Tenemos que empujar, pero al menos está desbrozado.

Una vez pasada la caleya salimos a un camino muy rodador y agradecido para pedalear.

SAM_0072

Ahora estamos en un tramo coincidente con el Camino de la Reina, pedaleamos paralelos al Río Piloña y a las vias del tren.

Cuando llegamos al puente por el que habíamos subido a Llames de Parrés con el coche, decidimos ir por la carretera dado que la subida por el camino carece de sombra como comprobamos el primer día y el sol picaba bastante a las doce de la mañana.

La subida se hace cómoda, máxime cuando se tienen árboles que te alivian el sofoco del calor.

Llegamos pronto y nos sentamos a descansar en el porche de la casa rural  La posada de la Venta. Cuando nos disponíamos a llamar para avisar de que estábamos allí, llegó Gaspar y nos ofreció una manguera para limpiar las bicis. Una vez limpias, las dejamos secar en la puerta de la casa sin candar, cosa impensable en nuestra tierra.

Colada, duchas y a comer al restaurante La Roca II.

Por la tarde, paseo turístico y cena en Ribadesella ya que estamos a pocos km y necesitamos ver el mar.

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