Ahora estamos en un tramo coincidente con el Camino de la Reina, pedaleamos paralelos al Río Piloña y a las vias del tren.
Cuando llegamos al puente por el que habíamos subido a Llames de Parrés con el coche, decidimos ir por la carretera dado que la subida por el camino carece de sombra como comprobamos el primer día y el sol picaba bastante a las doce de la mañana.
La subida se hace cómoda, máxime cuando se tienen árboles que te alivian el sofoco del calor.
Llegamos pronto y nos sentamos a descansar en el porche de la casa rural La posada de la Venta. Cuando nos disponíamos a llamar para avisar de que estábamos allí, llegó Gaspar y nos ofreció una manguera para limpiar las bicis. Una vez limpias, las dejamos secar en la puerta de la casa sin candar, cosa impensable en nuestra tierra.
Colada, duchas y a comer al restaurante La Roca II.
Por la tarde, paseo turístico y cena en Ribadesella ya que estamos a pocos km y necesitamos ver el mar.