Etapa 4 – Cirauqui – Viana

La tarde anterior pasamos mucho tiempo intentando buscar alojamiento para el día de hoy, los albergues privados estaban llenos y como no queremos jugar en la lotería de los municipales tuvimos que reservar habitación en una pensión de Viana , lo que nos permite poder pedalear tranquilos durante todo el día sin el estrés que nos supone a ambos no tener un lugar reservado para domir.

Después de sopesar un poco la situación no tenemos muy claro si debemos de terminar el Camino en  Logroño y volver en otra fecha en la que haga menos calor y haya menos peregrinos, llegamos incluso a buscar alguna alternativa de rutas para salirnos del Camino. Con las neuronas puestas a enfriar decidimos poner el límite en Burgos, si allí la historia seguía sin convencernos nos iríamos para casa.

Por culpa de la falta de plazas en los albergues hubo un poco de revuelo entre los peregrinos, así es que algunos salieron de madrugada a la caza de la litera. Lo que no comprendemos es a una pareja alemana que salieron con las bicis a oscuras, con varias horas de antelación a la salida del sol . iban por carretera, de no llevar luces adecuadas es toda una temeridad.

Con el clásico y repetitivo despertador alberguero de tono “plasticosmix” no hay quien pare mucho en la cama, así es que nos levantamos pronto. Recogimos todo y nos subimos a desayunar a la terraza unos cacaolat con magdalenas (malísimas) que habíamos comprado por la tarde. Parece que ha habido una estampida, no quedan apenas peregrinos en el albergue y los últimos están a punto de marchar.

Conversamos animosamente puesto que no molestamos a nadie y de repente aparece el marido de la hospitalera (y cocinero) para llamarnos la atención y pedirnos que bajemos la voz!! Le decimos que muchos peregrinos han estado molestando y saliendo durante toda la madrugada , haciendo sus habituales ruiditos y que nosotros no nos hemos quejado. El señor se calla y se marcha .

Salimos con las primeras luces,Cris y Luis nos van a acompañar hasta Lorca y allí se darán la vuelta para recoger el coche en Monreal .. se van a marcar una buena etapa contracamino.

En plena operación de montaje de Evos
Cirauqui al fondo

Bajamos por un camino en el que se conservan tramos de calzada romana. Miedo nos da cuando llaman a un camino pedregoso y pestoso “restos de calzada romana” porque cuando lo tildan de “restos”, es que la cosa es complicada, sobre todo si no llevas una bici doble. Esta calzada pasa por un puente también romano y que también son “restos” y que nos obligan a pasar a todos con la bici a rastras.

Lo más reseñable aparte de lo comentado de los seis km hasta Lorca, es la subida al pueblo. Es un poco empinada pero al menos está pavimentada.

Bajamos por un camino en el que se conservan tramos de calzada romana. Miedo nos da cuando llaman a un camino pedregoso y pestoso “restos de calzada romana” porque cuando lo tildan de “restos”, es que la cosa es complicada, sobre todo si no llevas una bici doble. Esta calzada pasa por un puente también romano y que también son “restos” y que nos obligan a pasar a todos con la bici a rastras.

Lo más reseñable aparte de lo comentado de los seis km hasta Lorca, es la subida al pueblo. Es un poco empinada pero al menos está pavimentada.

Paramos a tomar café en uno de los albergues. Este fue el lugar de despedida de Cristina y Luis.

Tras una brevìsima bajada continuamos subiendo hasta alcanzar la bajada que nos llevará hasta las tierras de San Veremundo, Villatuerta

Iglesia Ntra Señora de la Asunción
San Veremundo, el que cuentan los libros que fue un gran benefactor del camino.
Renovamos el agua por si acaso
Con el agua milagrosa en nuestros botes nos vamos para Estella. El trayecto es un continuo sube y baja sin complicaciones. Allí aprovechamos para lavar y engrasar las bicis que ya lo necesitaban.
 
Estella al fondo
Ermita San Miguel

Salimos de Estella subiendo y subiendo por caminos de zahorra compactada por lo que se pedalea bastante bien hasta llegar a Ayegui donde paramos a tomar un pincho y una cervecita. Continuamos hasta las famosas bodegas de Irache y después a Monjardín.

El Monasterio de Irache
Empezando la subida a Monjardín

Llegamos a Villamayor de Monjardín. Hemos subido sin problemas marcando cada uno su ritmo desde el principio. La subida se me hace un poco cansina al final, pero lo cierto es que se disfruta bastante.

Ahora viene  una superbajada hasta los Arcos muy muy divertida de por lo menos doce km, hay alguna cuesta sin importancia, pero la inercia hace que ni la sientas.

 
Llegamos a los Arcos y hay gente por todos lados, la plaza está llena de peregrinos, ciclistas, turistas, gentes del pueblo que han salido a tomarse un aperitivo después de misa.
 
Muchísimo bullicio, un ruido que no deseamos. Nos tomamos unas cervezas en un bar de los soportales, conversamos  con un chico interesado en los Evos y tras recargar el agua nos vamos para Sansol donde pensamos que podremos comer, pero no hubo suerte, sólo encontramos abierto un cutrebar donde lo más que nos atrevimos a tomar fue un acuarius. Empieza a hacer viento de tormenta, el cielo empieza a cambiar de color.
En Sansol nos han recomendado abandonar el camino y tomar la carretera que va justo al lado hasta Viana. El trayecto no tiene nada de especial pero si tiene mucha dureza con continuos subes y bajas que se hacen mucho mejor por el asfalto. Y así hacemos.
 
Llegamos a Torres del Río con la intención de comer, pero tampoco hubo suerte, en su lugar y al lado de la Iglesia del Santo Sepulcro nos comimos unos pistachos.
 
 La carretera hasta Viana es en un principio un poco machacona pero el camino que vemos a nuestra izquierda es mucho peor. El asfalto es la mejor opción.
 Antes de la bajada a Viana pasamos por el bosque que se había incendiado unas semanas antes, nos da muchísima pena verlo asi.   La humedad de la tormenta y sus primeras gotas de agua acentúan el olor a quemado, al respirar parece que las cenizas se nos estén pegando en las vías respiratorias, no hace nada de aire por lo que el bochorno es axfisiante. Además empieza a chispear cada vez más fuerte, la tormenta se nos está acercando y pedaleamos lo más rapido que podemos porque no es seguro hacerlo en esas condiciones.
 
Llegamos a Viana a las cuatro de la tarde. ¿y sabéis qué? Están een fiestas!!!!!!!  empezaban ese mismo día.
 
Nos estamos empezando a mojar bastante, callejeamos empujando la bici por el casco antiguo (nuestras cubiertas son buenas rodadoras, pero peligrosas en losas mojadas) en busca de la pensión San Pedro http://www.pensionsanpedro.com/index.html.
 
Nos recibe la hermana de la dueña, una chica encantadora y cariñosa de la que no recuerdamos el nombre muy a nuestro pesar. Guardamos las bicis en el mismo comedor de la pensión
 
Mientras nos registraba nos cuenta que desde las seis de la mañana llevaban recibiendo llamadas de peregrinos buscando habitación  También nos explica cuales son los actos a celebrar como inicio de las fiestas. Hay encierro de toros y verbena
 
Nos dice que al ser tarde de encierros a las horas que son ya no vamos a encontrar donde comer , así es que nos subimos a la habitación, nos duchamos y nos comimos algunas chuches que habíamos comprado. Menos es nada.
 
La habitación está bien, limpia, no falta de nada. Es un edificio antiguo pero reformado en su día, las camas perfectas. Descansamos un rato y nos marchamos a dar una vuelta.

 Lo que más nos impresionó fue la Iglesia Santa María de Viana que no es catedral porque parece ser que para poseer ese privilegio los pueblos han de tener un censo mínimo de habitantes y a Viana le faltaban 800.

Con el jaleo que habia en la calle nos sorprendió que estuviera abierta pero pensamos que lo más seguro era que fuese la hora de la misa ya que había gente sentada en los bancos. Aprovechamos el tiempo en hacer todas las fotos que pudimos antes de que  el sacerdote empezara con sus ritos. Cuando estamos terminando nos percatamos de que en la parte de abajo del altar hay un porta ataudes. No había duda que se celebraba un entierro.
 
Apuramos el paso y al acercarnos a la puerta vemos que la gente se ha puesto de pie y muestran sus respetos. El cura está recibiendo al muerto, ya está en la puerta y a hombros de familiares o amigos, así es que nos retiramos, esperamos a que entre el pobre protagonista del evento y salimos pitando para fuera.
Iglesia Santa Maria con el escenario al lado
María Magdalena

Resulta curiosa por su sencillez esta imagen de Santa Maria Magdalena, me transmite una imagen más humana que divina (cosa rara porque suele ser al contrario ) Su capilla es elegante y austera a la vez. Me ha sorprendido, es como una pequeña joyita escondida . Su historia también es interesante. Fue nombrada patrona de Viana porque en 1599 el pueblo sufrió una terrible epidemia de peste, de nada servian rezos ni medicinas. Las autoridades del pueblo, tanto eclesiásticas como civiles desbordadas por el gran número de fallecimientos prometieron construir una capilla y nombrar patrón@ únic@ del pueblo , al Santo/a en cuya onomástica no se produjera ninguna muerte y fue el día de Maria Magdalena .

Salimos a la calle y vemos que todo se está preparando para el encierro de los toros, vaquillas o lo que sean. Están cerrando con maderas los comercios y los accesos de las calles, todo el espacio para poder mirar ya está cogido, sólo encontramos un huequito en la misma puerta de la iglesia y allí se coloca Paco (a mi no me gustan estos eventos) Están esperando a que termine el entierro para soltar a los bichos, así es que también vamos a tener que ver el último desfile del pobre hombre. Al poco sale la comitiva, lo meten en el coche y todo se recompone.
 

Aqui lo mejor es un par de videos.

Nos ha sorprendido porque esperábamos un encierro tipo Pamplona con animalitos más o menos peligrosos, pero resulta que lo que hacen es cerrar una calle, soltar un toro y hacerlo correr de un lado para otro con un grupete de vacas… la verdad es que estas cosas nos molestan bastante, no entendemos que sentido tiene marear al pobre toro, como amante de los animales estamos totalmente en contra de estos eventos. Nos aburrimos de ver esta tonteria y como justo al lado va a empezar a tocar la orquesta abandonamos el improvisado burladero y nos vamos a tomar una coca cola frente al escenario.
 
Tras unos entretenidos minutos musicales nos vamos al restaurante que está al lado de la pensión. Cenamos estupendamente, un picadillo de tomates y entrecot de ternera. Parece un menú simple, pero es que esos tomates son los mejores tomates que hemos tomado jamás, tanto por su textura como por su sabor y grado de maduración, exquisitos. La chica de la pensión nos comentó que cultivan su propia huerta para abastecer al bar y dada la calidad de sus verduras y tomates tienen fama en pueblo . El entrecot se deshacía en la boca.
 
Después de unos chupitos decidimos poner punto y final a tan aprovechado día, nos fuimos pronto a dormir y como la orientación de la habitación no era para la calle pudimos descansar sin el ruiderio de las fiestas.

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