Hoy ha sido el día que más hemos madrugado ya que queríamos llegar pronto a Santiago, a las 8:15 ya estábamos pedaleando.
Desayunamos a unos cuatro km del albergue, en el bar Porto de Ardemil, un bar donde la señora muy amablemente se ofreció a sellarnos la credencial.
La mañana era fresca pero disfrutamos mucho ya que íbamos en bajada y nos pudimos deleitar con los parajes de prados verdes y vacas pastando; los primeros 12 km son por pistas asfaltadas y hasta Sigüeiro el pedaleo es muy fácil alternando continuamente asfalto con caminos entre bosques, sólo hay que salvar algún que otro fuerte repecho.
De la tranquilidad del campo y de las pequeñas aldeas entramos en el bullicio de Sigüeiro. Mucho trafico y mucha gente ya que era día de mercado, tomamos un refrigerio y salimos pitando.
Al salir de Sigüeiro hay que tener cuidado con un par de rampas muy fuertes y sobre todo una que hay al cruzar la carretera que va a Santiago, en lugar de subir la cuesta que indican las señales del camino, es preferible tomar el camino de la izquierda, sube igualmente pero no con tanto desnivel, a 500 metros se unen ambos caminos. Nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos con un caminante de la zona que nos aconsejó esa alternativa.