Decidimos alojarnos en el Albergue municipal. Está muy limpio y las camas son muy cómodas. El único inconveniente que encontramos es que las dos hospitaleras eran extranjeras y ninguna de las dos hablaba español. No fueron capaces de explicarnos el funcionamiento del albergue. Punto negativo para la asociación que lo gestiona porque estamos en España y es muy desagradable que en nuestro propio país tengamos problemas lingüísticos. Es una prueba más del sentido turístico que le están dando a un trayecto que venden como espiritual.
Nuestra habitación es de ocho plazas. Hemos cambiado de compañeros pero siguen siendo todos extranjeros.
Decidimos comprar embutido para llevar algo de comida en la mochila y elegimos la charcuteria / carnicería Barros. Os la recondamos por su calidad/precio y el buen trato que recibimos.