Os resumo la leyenda por si os cuesta leer la inscripción.
A mediados del siglo XII una gran sequía asolaba las tierras de León. Desesperados por la pobreza que tal situación climática generaba, los leoneses decidieron sacar en procesión las reliquias de San Isidoro para que intercediera por ellos, pero el Santo se puso caprichoso y a dos millas de la ciudad su cuerpo se hizo tan pesado que nadie lo podía mover.
La reina Doña Sancha fue informada del suceso y se personó en el lugar. Imploraron al difunto obispo y le prometieron que si dejaba que su cuerpo regresara a la iglesia, nunca más volverían a sacarlo de ella. Asi mismo se comprometieron a dar una limosna anual.
La reina rezó devótamente y la tierra provocó un extraño temblor tras el cual aparecieron cuatro fornidos jóvenes que sin esfuerzo cargaron la urna con los restos mortales y la devolvieron a su lugar de origen.
Ya en nuestros días y para seguir con el cumplimiento de la promesa, todos los últimos domingos del mes de abril se crea una delegación con representantes políticos y religiosos para visitar tanto el ayuntamiento como el cabildo isidoriano con todo el boato de las ceremonias protocolarias.
En el claustro se produce un debate entre ambas delegaciones sobre la entrega de un cirio de cera como ofrenda, ante la falta de acuerdo se da por terminada la discusión pero el cirio se queda en poder de la iglesia. Tras este acto se hace una misa. Ya en la calle la corporación municipal ha de despedirse mirando al templo con tres pronunciadas inclinaciones y cabezadas. Como podeis comprobar, todo un acto de rendición y reverencia ante los poderes eclesiásticos que aún se conserva y que a nosotros personalmente nos parece humillante por mucha tradición que acompañe al acto.
En los aledaños también nos encontramos con estas estatuas de María Salud Parada Morollón dedicadas a Doña Elvira, Doña Urraca y Doña Sancha