Es común pensar que tenemos el control sobre nuestras vidas, pero de repente, una noticia o un hecho inesperado nos recuerda que la vida es un juego que tiene sus propias reglas y que no conocemos las variables que conforman nuestra existencia. Quedamos despojados de esa ingenua creencia y no tenemos más remedio que avanzar mientras que intentamos recuperar la estabilidad.

Y es que este año nos hemos sentido como funambulistas sobre la cuerda floja suspendida en el aire que es el destino . Hemos sido conscientes de nuestra vulnerabilidad y más que nunca necesitamos recobrar esa imaginaria seguridad que poseíamos antes. La mejor forma de conseguirlo es viajando en bicicleta.

El lugar de inicio elegido ha sido León, la capital del todopoderoso Reino.

Cuando en 2012 hicimos el Camino Francés , el que tenía que haber sido un lugar de parada obligada se convirtió en ciudad de paso porque por culpa de un error nos transformamos en almas a las que perseguía algún diablo gracioso.

Nos alojamos en el Hostel como en casa, (y como en casa nos sentimos). Está situado en pleno centro, a la entrada del llamado “Barrio humedo” que es un barrio en el que predomina la oferta lúdica y gastronómica del casco antiguo. Es un edificio considerado como patrimonio histórico, por lo que ha sido restaurado manteniendo los materiales originales. Nos resulta muy acogedor y el trato es excelente.

Edificio donde está ubicado el Hostel
Las bicicletas se guardan en la habitación.

La primera intención es ir a visitar la catedral pero justo cuando llegamos terminaban las visitas. Decidimos tomar unas cervezas y comer para volver en el horario de la tarde.

Entrada al Barrio Humedo

El barrio húmedo de León está situado en pleno centro de la ciudad, es un barrio donde se concentran gran cantidad de bares, restaurantes y todo tipo de locales de ocio. Suele estar muy animado, con muchos actos en las calles, sbre todo en días festivos y fines de semana.

Tras la siesta de rigor volvemos a la catedral y de nuevo el horario de visita ha terminado, asi es que nos dedicamos a dar un paseo sin rumbo.

Plano de Léon, en su época romana
Casa Botines de Gaudí.

Encontramos abierta, a la espera de misa, la Basílica de San Isidoro de León y aprovechamos la ocasión para visitar su interior e indagar un poco en su extensa historia. El museo ya está cerrado y las visitas al resto del conjunto de la Real Colegiata han terminado, asi es que tenemos que conformarnos con ver el espacio dedicado al culto.

Un poco de culturilla viajera.

En principio fue construida como un monasterio dedicado al Rey Pelayo pero cambió su nombre cuando se convirtió en la última morada de San Isidoro

La Basílica de San Isidoro es uno de los conjuntos arquitectónicos de estilo románico más importantes de España, no sólo por su arquitectura sino porque posee El Panteón de los Reyes (conocido mundialmente como la Capilla Sixtina del románico) donde durante la edad media eran enterrados los monarcas del Reino de León. Aqui yacen 33 miembros de la corte leonesa, entre ellos Fernando I y su esposa Doña Sancha, así como su hija Doña Urraca.

También conserva una importante biblioteca con multitud de pergaminos, códices y más de 300 incunables así como innumerables reliquias  y el tesoro acumulado con la donación de joyas de casas reales y grandes señores de la época. Por si quereis visitarlo, teneis más información en su web http://www.museosanisidorodeleon.com/

Sobre San Isidoro descubrimos que existen varias leyendas, que se inician en el traslado de sus restos desde Sevilla. Pero nos resulta curiosa la que encontramos grabada en la placa de la escultura que hay en la plaza, con su propio nombre, desde la que se accede a la basílica

Os resumo la leyenda por si os cuesta leer la inscripción.

A mediados del siglo XII una gran sequía asolaba las tierras de León. Desesperados por la pobreza que tal situación climática generaba, los leoneses decidieron sacar en procesión las reliquias de San Isidoro para que intercediera por ellos, pero el Santo se puso caprichoso y a dos millas de la ciudad su cuerpo se hizo tan pesado que nadie lo podía mover.

La reina Doña Sancha fue informada del suceso y se personó en el lugar. Imploraron al difunto obispo y le prometieron que si dejaba que su cuerpo regresara a la iglesia, nunca más volverían a sacarlo de ella. Asi mismo se comprometieron a dar una limosna anual.

La reina rezó devótamente y la tierra provocó un extraño temblor tras el cual aparecieron cuatro fornidos jóvenes que sin esfuerzo cargaron la urna con los restos mortales y la devolvieron a su lugar de origen.

Ya en nuestros días y para seguir con el cumplimiento de la promesa, todos los últimos domingos del mes de abril se crea una delegación con representantes políticos y religiosos para visitar tanto el ayuntamiento como el cabildo isidoriano con todo el boato de las ceremonias protocolarias.

En el claustro se produce un debate entre ambas delegaciones sobre la entrega de un cirio de cera como ofrenda, ante la falta de acuerdo se da por terminada la discusión pero el cirio se queda en poder de la iglesia. Tras este acto se hace una misa. Ya en la calle la corporación municipal ha de despedirse mirando al templo con tres pronunciadas inclinaciones y cabezadas. Como podeis comprobar, todo un acto de rendición y reverencia ante los poderes eclesiásticos que aún se conserva y que a nosotros personalmente nos parece humillante por mucha tradición que acompañe al acto.

En los aledaños también nos encontramos con estas estatuas de María Salud Parada Morollón  dedicadas a Doña Elvira, Doña Urraca y Doña Sancha

Y entre risas y fotos llegamos a la Plaza Mayor sin darnos cuenta . Nos encanta y no sólo por los soportales sino por el ambiente. Cenamos en una de sus terrazas.

Plaza Mayor de León
Ayuntamiento

Damos por terminada la jornada viendo la catedral de noche

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