Llegamos a Oviedo y nos encontramos la ciudad con la inquietud propia de sus fiestas patronales, la festividad de San Mateo.
Nos alojamos en el mismo hotel que cuando hicimos el camino Primitivo, a escasos 100 metros de la catedral. Estábamos avisados de que esa noche había conciertos en la plaza, pero no nos importó. Tuvieron el detalle de darnos la habitación menos ruidosa. Es el Hotel Ovetense http://www.hotelovetense.com. Estan renovendo sus anticuadas instalaciones, su situación es inmejorable, el buen trato y su precio, hacen que merezca la pena.
Dimos un corto paseo por las ya conocidas calles del centro, nos tomamos unas cervecitas antes de ir a cenar a la sidrería del hotel. Su cocina cuenta con el prestigioso premio de mejor cachopo.