Cruzamos Infiesto y accedemos a la AS 254. No sabemos si es porque estaba en obras pero es una carretera de escaso tráfico, es estrecha y está flanqueada por prados y árboles. Su tendencia es a subir pero de una manera suave por lo que permite llevar un buen desarrollo y movernos cómodos. Paralelo discurre el tranquilo Río de la Marea por lo que disfrutamos de un estupendo paseo por su ribera, escuchando el agua y con una temperatura perfecta.
Llegamos a Puente Miera y aquí enganchamos de nuevo con el Camino de la Reina o las peregrinaciones (Oviedo – Covadonga). Es la GR 105 y paramos a tomar un refresco. Justo donde está el cruce en el que tenemos que desviarnos está el Bar Puentemiera. No tienen nada para picar asi es que no nos entretenemos mucho y tiramos para arriba.
Al principio la pista está asfaltada y un poco rota, pero se pedalea fácil. Después progresivamente iremos cambiando de camino de tierra compactada a un camino de montaña con las curvas llenas de piedra suelta, sobre todo donde el cambio de desnivel es considerable. Algunas rampas se pegan a las piernas y las ruedas traseras derrapan. Hay que poner especial cuidado en algunas curvas.
El sol empieza a picar. Aquí también vale el dicho de «Mañana de niebla, tarde de paseo».
A medida que subimos podemos disfrutar del paisaje que vamos dejando abajo. Al final, el camino se abre a una pista ancha de tierra blanca, muy rodadora, que facilita mucho el último tramo.
Muchos nombres en el letrero pero ninguno dice que vamos a Les Praeres por el camino que lleva a Nava, tardamos varios km en encontrar el nombre, no estaba ni en los paneles direccionales de la GR.