Datos grabados con Garmin 605 Edge y analizados con CompeGps.

Hoy fue un día en el que la frase “Yo no elegí nacer en Extremadura, simplemente tuve suerte” adquirió todo su significado para nosotros.

La dehesa nos ofreció su magnificencia con un amanecer indescriptible y un paisaje aunque tantas veces visto, tantas veces diferente.

Ha sido un jornada dura en la que las subidas han ido pasando un poco de factura, pero no cambiamos ni una sola pedalada puesto que la recompensa recibida ha sido infinitamente superior al esfuerzo realizado.

Muchos peregrinos denominan a esta etapa la “etapa reina” de la Via de la Plata puesto que son 40 km sin tener acceso a ninguna población.

Tras un buen desayuno en el Bar de la Señora Elena (nos regaló 2 huevos cocidos y una bolsa con un montón de cacahuetes para llevar) empezamos la jornada cuando el sol aun se estaba desperezando y nos vimos sorprendidos por un espectacular amanecer.

Salimos por un camino que está bastante roto y empezamos a adelantar peregrinos. El camino termina en las pistas asfaltadas de los canales de riego. Tras unos metros hay que girar a la derecha por una empinada y pedregosa cuesta que nos introduce en una dehesa de alcornoques y encinas donde te pierdes del mundo y del ruido. Está muy bien señalizado

El trayecto por Ventaquemada es una maravilla para ir en bicicleta. Se pedalea muy fácil aunque hay que tener cuidado de para no pinchar.

La llegada al Arco de Cáparra nos cogió de imprevisto puesto que te lo encuentras tras una curva.

Paramos a descansar en el centro de interpretación de la antigua ciudad romana de Cáparra. Allí hay máquinas expendedoras donde podemos comprar agua, snacks o refrescos.

Nos atendió un chico muy amable y vimos la proyección sobre la historia de lo que en su día fue una ciudad de paso e intercambio comercial.

Nos recomendó una variante por asfalto que nos ahorraría algunos km y decidimos ir por ella. No sabemos si acertamos porque el pavimento no estaba en muy buenas condiciones y además parecía pegarse a las ruedas. Sentimos que no podemos tirar de las bicis a pesar de no tener desnivel. Hizo que nos planteásemos si debdmos seguir o no con el viaje.

 
En Aldeanueva paramos a descansar de nuevo y allí tuvimos el primer momento de debilidad. Decidimos continuar .
 
El día empezó a refrescar y poco a poco vamos recuperando fuerzas a medida que avanzamos.
El cielo se llena de nubarrones y decidimos quedarnos en Baños de Montemayor, no tenemos más ganas de pedalear ni tampoco de mojarnos.

 

Nos hemos tenido que quedar en el Hostal Galicia porque el albergue estaba cerrado. Parece ser que es la tónica general del lugar, a pesar de ser de la Junta de Extremadura y tener hospitalero.

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