Nos resulta muy curioso como en las puertas de algunas casas se montan una especie de altares muy ricamente adornados y con ofrendas de animales y alimentos
Unos vecinos nos aconsejaron ir por el acceso de la N630 a Casar porque aunque está en obras y la carretera cortada, podíamos pasar con las bicis y ahorrarnos un buen trecho. Así lo lo hicimos y nos ahorramos dicho trecho. La rampita que nos dijeron, resultó ser un rampón lleno de polvo. Hacía como mínimo 35 grados y sin una pizquita de aire que nos diera un poco de alivio.
Por fin salimos a la carretera, pedaleamos con fluidez hasta el sube y baja del pantano de Alcantara.
No encontramos ninguna indicación de acceso al albergue, sólo podemos fiarnos del gps pero no sé si por el cansancio o porque el waipoint estaba mal puesto para localizarlo tenemos que llamar para que nos indiquen la entrada. Las instalaciones no se ven desde la carretera.
Llegamos a las dos y se abrieron para nosotros las puertas del paraiso. El albergue, un lujo. Tenemos una habitación de cuatro para nosotros solos y nada más que hay una pareja extranjera que no entienden nada de español.